He contado mucho la historia de mi tío, cuando yo era chico, que en Navidad me llevó a comprar vinos con él y me explicó la diferencia entre Merlot y Cabernet Sauvignon. ¿Cuántas veces hemos estado en situaciones similares sin saber qué vino comprar para una cena navideña (o para cualquier cena o reunión en esta época decembrina)? Vamos al pasillo de los vinos en los supermercados o de las tiendas de los centros comerciales y vemos la cantidad de botellas sin saber exactamente qué hacer y acabamos adquiriendo lo mismo de siempre (y del mismo país) porque no queremos arriesgarnos a fallar en la selección.
Pues bien, quiero hablar entonces de cuáles serían, desde mi parecer, los tres tipos de vino blanco que podríamos probar por menos de $25 dólares ($500 pesos) para esta Navidad y que no son los “lugares comunes” a los que recurrimos todo el tiempo. Comencemos por los blancos.
En primer lugar, creo que valdría la pena probar el Albariño de Rías Baixas. Este tipo de uva (Albariño) del norte de España, en Galicia (Rías Baixas) – y que además está en la costa – combina muy bien con mariscos frescos, porque tiene un aroma y sabor “mineral” (es decir, como “salado”) y a veces, ligeramente gaseoso. Tiene muy buena acidez y es refrescante. Si nos movemos un poco al sur, en Portugal le llaman “Alvarinho” (Vinho Verde es la región). Según mi búsqueda en línea, en México hay muy buenas botellas por unos $450 pesos. En mi opinión, maridarlo con cierto tipo de ceviches, ensaladas de cítricos y mariscos resultaría estupendo. Pero también funciona como un vino de aperitivo.
El segundo vino blanco de mi lista es el que proviene de Francia, de la región conocida como Chablis, hecho con la uva Chardonnay. Esta denominación que se encuentra a un par de horas de París hacia el este, es un vino que está hecho en un estilo diferente de aquel que podemos observar en California (que tiene aromas de mantequilla y lácteos por la fermentación maloláctica, y de nuez o vainilla por la maduración en barrica). El Chablis (o Petit Chablis, que es la misma región concéntrica, pero más amplia que Chablis) es un vino con alta acidez y que buscará preservar los aromas y sabores de fruta provenientes de la uva y que combina estupendamente con platillos de pescado. Para quienes no les gusta el Chardonnay de forma tradicional, Chablis es una excelente opción para probar algo diferente.
Por último, el tercer vino blanco de esta lista será el Riesling de Alemania. ¿Han escuchado hablar del vino alemán de la botella azul con cuello alargado, que es ligeramente dulce y que tiene la imagen de una monja en la etiqueta? Yo recuerdo que mi papá lo tomaba y le gustaba mucho precisamente porque no es seco. Pues bien, este vino suele ser una mezcla de varias uvas, entre ellas Riesling. Esta última tiene una acidez elevada y será ligeramente dulce (en general) pero depende del estilo en que está hecho. En lo personal me gusta el Riesling en cuya etiqueta dice “Kabinett” (que es el estilo más ligero y menos dulce de todos en esa categoría) y que combinará muy bien con comida tailandesa, camarones tempura, ensalada de pera o manzana, o con algún platillo picoso, dado que el sabor dulce del vino balanceará muy bien con la comida. Se podría escuchar raro y poco convencional, pero yo lo combinaría con unos buenos tacos al pastor (¡que no he comido desde hace varios meses!) y porque el perfil de sabores de ambos va bien de la mano.
La próxima semana hablaremos de la selección de vinos tintos, pero mientras tanto, ¡que disfruten sus compras navideñas!
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