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Un museo mexicano donde todas las obras son de azúcar

Descubre cómo la hija del ícono pastelero, Marithé de Alvarado le hace homenaje a su madre con este espacio

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Decidí conocer en persona el Museo del Azúcar en la Ciudad de México después de que leí sobre su existencia en una guía francesa enfocada en la CdMx. Además, me habían contando que era uno de los museos más raros de la ciudad, una motivo más para explorar; sin embargo, después de recorrerlo puedo decir que es muchas cosas, pero no es raro.

La experiencia comienza desde que agendas tu cita vía Facebook ( Instituto del Arte Mexicano del Azúcar), pocos museos en esta gran urbe te dan esa posibilidad. Yo la concerté a medio día, porque es la hora en la que se me antoja un buen dulce.

Foto. La Señorita Etcétera

Por fuera es como una casa y en la ventana se ve una pequeña ilustración que indica que es el museo. Tocamos el timbre y nos recibió Dulce María, hija de Marithé de Alvarado, la artista protagonista del espacio, un ícono de la repostería a nivel mundial. Más que entrar a un museo, sientes que estás en casa de una tía o alguien cercano y creo que eso se debe a la admiración y amor que Dulce tiene (y expresa) por su mamá, algo de manera natural.

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Lo primero que verán es una vitrina en la que hay distintas repisas con algunas de las piezas más antiguas que hizo Marithé en 1966 y las últimas antes de fallecer en 2017. A mi me recordó un altar.

Luego de entender qué se necesita para crear esas fabulosas esculturas dulces, que el azúcar glass es el que sirve para pegar- decorar, y que Marithé decía que era el ingrediente Rey, nos dirigimos a la cocina, inhalamos profundo porque el aroma dulce se percibe de inmediato. Ahí encontrarán obras míticas, como la réplica de una Torre Eiffel que realizó en 1937, cuando sólo tenía 17 años o la Iglesia de Dolores, que elaboró a petición del Instituto Nacional de Bellas Artes (barroco puro de azúcar).

Hay otras piezas como la de un gatito disfrazado de abuela, cautivando a un grupo de ratoncitos con sus cuentos o la de una recámara de bebé con diminutos detalles como la ropita que mereció reconocimientos internacionales. Todo es de azúcar. También hay fotos que dejan ver el pastel de bodas monumental que elaboró Marithé para sus nupcias y su elegante manera de vestir.

Foto. Peach Melba

En ese mismo espacio está la cocina que ella utilizaba desde hace décadas, solo que ahora luce vintage y con mucho encanto, ahí se dan talleres. Después vienen otras salas y el comedor, ahí encontrarán los personajes que ella solía crear, cuentos como el de Blanca Nieves, muñecas y mujeres con vestidos de flores, castillos que tomaron semanas de trabajo; lugares como tienda de sombreros o un escenario con bailarinas, con expresiones dramáticas… cada pieza parece tener personalidad propia, no importa que diminuta sea.

Describir este lugar es complicado porque más allá de lo que escuchas o ves, hay otras fibras que se tocan, que Dulce María logra provocar durante el recorrido. Les aseguro que se maravillarán con la inventiva que tenía Marithé y al conocer la importancia que tuvo para la gastronomía su talento.

Dónde
Avenida Cuauhtémoc 950, colonia Narvarte Poniente. Previa cita en www.facebook.com/InstitutoDelArteMexicanoDelAzucar

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