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Foto: Cortesía

“Con un ojo al gato y otro al garabato”, una frase que surgió en la cocina

El lenguaje mexicano está lleno de alegorías a los usos y costumbres de las familias

Por Mónica Vargas y Jorge Eduardo Zamora/El Sol de Puebla

¿Qué tienen que ver un gato y un garabato?”, te habrás preguntado al escuchar por primera vez aquella frase que hace referencia a una persona con la atención dividida entre dos temas. Aquí te contamos de dónde viene esta y otras expresiones mexicanas cuyo origen está en los usos y costumbres de las familias de nuestro país.

Foto: Cortesía Museo Nacional de Historia

“Con un ojo al gato y otro al garabato”

En las familias es muy común preparar el tradicional pozole, pero su preparación no solo requiere una gran cantidad de maíz cacahuazintle, también implica mucha atención para deshebrar el pollo, desinfectar la lechuga, cortar los limones, alistar la vajilla y demás. De manera que hay que estar ‘con un ojo al gato y otro al garabato’ para que todo salga bien.

La famosa expresión mexicana no está tan alejada de la comida, pues, de acuerdo con el Museo Nacional de Antropología, nació en las cocinas del virreinato.

Foto: INAH

En las cocinas decimonónicas existía un utensilio llamado garabato, que no tiene nada que ver con un trazo irregular sobre papel.

El garabato es un gancho donde se sujetaba una bandeja de madera o metal donde las cocineras podían conservar frescos alimentos como los embutidos, el queso o el pescado a consecuencia de las corrientes de aire.

Foto: Jorge Eduardo Zamora/El Sol de Puebla

Ya que aún no existían los refrigeradores, el garabato era un elemento fundamental de la cocina.

En la clásica cocina poblana, sus características, sus piezas fundamentales, sus utensilios de trabajo, como los trastes, la estufa y el fogón, pero dentro de los objetos que no mencioné, y a pesar de la época virreinal en que se desarrolló, están sus métodos de refrigeración y de conservación pues ya existían estos métodos de conservación de alimentos en el virreinato.

Patricia Álvarez, directora del Museo Casa de Alfeñique describe estos métodos. ¿Y en qué consistían?, pues bien, en el exterior de la cocina de esta bella casa-museo, existe una banca de cemento decorada con talavera, cualquiera diría que es para sentarse, pero no, porque tiene una pequeña característica, que incluso para su servidor parecía extraña: tiene incrustados en su parte superior tres platos de talavera, ¿y para que servían?, eran para lo que se conocía popularmente serenar los alimentos durante la noche.

Foto: Jorge Eduardo Zamora/El Sol de Puebla

Estos platos incrustados se llenaban con agua con sal, o con cal viva, y encima se colocaban las ollas de barro, esto provocaba que durante la noche se enfriara el contenido de las ollas, preservando los alimentos. Un método de refrigeración bastante sencillo y como dirían hoy en día los defensores de la naturaleza, bastante ecológico, pero, eso sí, se debían de proteger las ollas cubriéndolas perfectamente, pues si no, durante la noche los gatitos de la familia se despachaban con la cena, de ahí surge la primera parte de este dicho popular, “échale un ojo al gato”.

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Ahora, todos los que hayan tenido un gato en casa, sabrán que estos felinos son excelentes trepadores y de un salto pueden alcanzar alturas inimaginables, sobre todo si se trata de buscar comida. En consecuencia, a pesar del garabato, las cocineras debían estar pendientes de que las peludas mascotas no les robaran las carnes frías, ¡literalmente estaban con un ojo al gato y otro al garabato! Desde entonces, la expresión se popularizó para todas aquellas ocasiones en las que se debe estar atento a diferentes cosas.

Otras expresiones mexicanas

“Te hizo lo que el viento a Juárez”

Además de ser uno de los presidentes más recordados y controversiales de México, Benito Juárez es reconocido por su característico peinado, el cual pareciera tener mucho gel.

Foto: Creative Commons

Por esa razón cuando se dice que algo ‘hizo lo que el viento a Juárez’, se da a entender que algo no tuvo efecto sobre la otra cosa. Tal como las ráfagas de viento eran incapaces de deshacer el peinado del benemérito.

“Le echas mucha crema a tus tacos”

Otra frase sobre comida, pero esta vez uno de los platillos más emblemáticos de nuestro país: los tacos.

Foto: Creative Commons

La expresión “echarles mucha crema a los tacos” se refiere a exagerar historias o presumir cualidades; es decir, si los tacos por sí mismos son deliciosos, no necesitan tanta crema para mejorar.

“Estoy pariendo chayotes”

En caso de que no los conozcas, los chayotes son frutos amplios cuya cáscara está repleta de espinas, ¿te imaginas a alguien pariendo un chayote?

Foto: Creative Commons

Esta expresión se usa para referirse a que alguien está pasando por una situación difícil, dolorosa e inexplicable.

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