Un restaurante mexicano con varias tradiciones se vuelve comun de encontrar, pero Antolina destaca por llevar la cocina nacional a una experimentación con mezcales y el apoyo a la comunidad.
Pedro Zañudo, mejor conocido como Pete Mezcales, es el director general del lugar, y cuenta que cada ingrediente vegetal proviene directamente de los chinamperos de Xochimilco, mientras que los productos acuáticos y marinos son obtenidos de proyectos de pesca sostenible. Además su negocio pudo sobrevivir al terremoto del 2017 y la pandemia enfocando parte de ese perfil a reestructurarse desde la ayuda a los damnificados y apoyando causas sociales.
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“Durante la pandemia, estuvimos en contacto con una organización que ayudaba a niños en Tepito, y organizamos comidas y cenas envueltas para nuestros clientes, con su venta, destinamos una parte a la organización y otra a mantenernos a flote; eso fue muy importante para nosotros porque nos dimos cuenta de que podíamos sobrevivir con ideas innovadoras y además ayudar a otras causas”, aseguró Zañudo.
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El chef José Luis lleva su enfoque en ingredientes y técnicas tradicionales mexicanas, combinadas con un toque urbano y contemporáneo. Desde degustaciones de tostadas hasta ensaladas con verduras frescas de la milpa y platillos como molotes de plátano con mole y taquitos de chapulines, cada bocado evoca recuerdos y sabores auténticos.
Es por eso que cada ingrediente debe ser tradicional pero con un peso específico en la distinción, ya que cada uno viene desde el campo o el mar hasta tu plato. “Los alimentos que disfrutas en Antolina no dañan los ecosistemas, sino que benefician a comunidades enteras, asegurando un trato justo para cada individuo involucrado en su producción”, refiere el chef.
Pete Mezcales comparte la inspiradora historia que dio inicio al proyecto, una cocinera tradicional de Veracruz cuya energía femenina y dedicación a la cocina se celebran a través del restaurante, luego, siendo parte del grupo Danzantes, tomaron la decisión de independizarse y formar su propio rumbo, dando lugar al concepto que ahora mantienen.
A primera vista, Antolina puede parecer un lugar modesto, pero como solían decir nuestras abuelas, “no juzgues un libro por su portada”. Aunque su aspecto transmite calidez y sencillez de barrio, al sentarte a la mesa descubrirás una propuesta culinaria que supera las expectativas de muchos restaurantes más ostentosos y elaborados.
Para acompañar estas delicias, ofrecen una selección concisa pero impresionante de cocteles, y su personal amable está siempre dispuesto a recomendar la opción perfecta para cada comensal.
Con ello, se complementa con una variedad de mezcales que refleja su compromiso con el consumo responsable, asegurando que los productores reciban una compensación justa por su trabajo. Además de mezcales, ofrecen opciones de pox, cervezas mexicanas independientes y una cuidadosa selección de vinos nacionales.
Es importante tener en cuenta que Antolina no es un lugar económico, pero tampoco es simplemente “caro”. Más bien, se trata de pagar lo justo por una experiencia culinaria y de bebidas que respalda una cadena de suministro responsable y sostenible.
Dirección: Aguascalientes 232, Hipódromo, Cuauhtémoc, CDMX.
Instagram: Antolina Condesa
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