Durante mi infancia, un mercader de té en Napa, California me explicó la diferencia entre té y tisana y me enseñó que el té de hoja suelta tenía la gran capacidad de infundirse varias ocasiones… todo esto en un raro artefacto que consistía en un cuenco con tapa y plato ¡años después me enteré de que su nombre era gaiwan! Hoy te cuento sobre esta icónica pieza que tanto disfruto en mis rituales de té.
Inicialmente el té se consumía tras hervir las hojas o su versión pulverizada. Con el tiempo, el té se comenzó a procesar como lo consumimos hoy en día y nuevos métodos de preparación nacieron, tal es el caso de lo que hoy conocemos como té en tazón o grandpa style, que consiste en colocar las hebras del té en un cuenco, agregar agua caliente (a menor temperatura de lo habitual) y beberlo sin filtrar, volver a llenar de agua y beber, hasta que el té pierda su sabor. Sí, ahora resulta un poco extraño, ya que estamos acostumbrados a usar coladores e infusores, pero definitivamente debes intentarlo pues según la tradición china, al volver al origen, experimentamos el té desde su expresión más sencilla y sin todo lo que la mano humana le ha aportado.
Con la finalidad de detener las hojas y evitar comerlas al beber, se usaba una tapa…sí, se tomaba el té directamente del cuenco ¡el gaiwan no era una pieza para infundir únicamente! sino para preparar té y beberlo. Gaiwan literalmente significa bowl con tapa, mientras que al plato se le llama tuo. Esta tercera pieza se agregó con la finalidad de no quemarse, al mantener los dedos alejados del tazón, parecido a la función que actualmente tiene el asa de las tazas. Se cuenta que inicialmente era un plato de madera al que se le agregó un aro de cera para detener el cuenco, actualmente el plato suele ser del mismo material que el plato y la tapa (cerámica, porcelana, cristal, etc). Esta forma de preparar el té y beberlo, seguramente la verás en series de chinas de época, pon mucha atención.
Hace 13 años volví a ver un gaiwan, supe su nombre, pero parecía algo tan ajeno a lo que en ese momento conocía como ritual de té (estilo inglés) que ni siquiera me atreví a usarlo, fue hasta 2014 cuando mi querida maestra en China, me introdujo al gongfu cha (ritual chino para preparar té) y el gaiwan. Mi primera experiencia fue complicada, me quemé y casi rompo la pieza, todo por no poner atención en la forma precisa de tomarlo. La realidad es que a pesar de que parece complicado, es muy sencillo… como dice mi mami “más vale maña que fuerza”.
Pocas veces uso el gaiwan como taza y beber de él directamente ya que disfruto del té en tazón en su versión más sencilla (sin tapa ni plato) normalmente lo prefiero para infundir (como una tetera). La forma más accesible que he encontrado de usar el gaiwan (para infundir) es sosteniendo el botón o agarradera de la tapa con el dedo índice, mientras que el pulgar y el dedo medio se apoyan en el borde o canto del tazón… los dos dedos restantes se acomodan paralelamente al dedo medio (nunca levantar el meñique). Del gaiwan vierto el licor a un chahai o jarra de la justicia y de ahí al cuenco… el secreto es girar la muñeca y no mover todo el brazo.
Si bien, el gaiwan es para preparar tés chinos, lo pueden usar para infundir todas las tipologías de Camellia Sinensis. Te recomiendo iniciar con tés que se infundan a bajas temperaturas como blancos y verdes, para que acostumbres a tus dedos a la temperatura o como dicen “empezar a hacer callo”. Con el tiempo, desarrollarás mayor resistencia al calor, por lo que te recomiendo NO llenar el tazón de agua, es decir, servirla hasta donde empieza la curva para evitar que el borde y la tapa se calienten al punto de quemarte y lo sueltes como yo jajaja.
En cuanto a materiales, te recomiendo iniciar con un gaiwan de porcelana o cerámica esmaltada pues tardará más en calentarse que uno de cristal. Por otra parte, la importancia del esmalte va más allá de la temperatura, ya que aquellas piezas no esmaltadas son más porosas y absorben aromas y sabores, por lo que normalmente deberás destinarlos a un solo tipo de té. Es muy posible que en tu primer acercamiento al gaiwan, sientas la pieza muy caliente por lo que puedes bajarla, descansar tus dedos y volverlo a intentar; así como hacer un desastre de agua pues no abras lo suficiente la tapa o la abras de más ¡no pasa nada, todo es cuestión de práctica!
Estoy segura de que te enamorarás del gaiwan, pues incluirlo en tus rituales diarios representa una práctica de conexión personal con lo más profundo de tu ser. Y, con el tiempo, te convertirás en un coleccionista pues descubrirás que cada pieza dotará de personalidad única a tu té favorito, por ejemplo, mi primer gaiwan lo uso exclusivamente para sheng pu’er. Te invito a experimentar con diferentes tamaños y formas, hasta encontrar el que se ajuste a ti.
Abrazos en taza, Denisse Díaz
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