El Día Internacional de la Mujer, celebrado el 8 de marzo, es un recordatorio de la búsqueda mundial de la equidad de género y empoderamiento de las mujeres; esto contempla también el ámbito laboral y en este caso en específico el sector restaurantero, reconocido por tener una rotación de personal constante en sus áreas divididas en cocina, servicio y administración/gestión; en esta área además existe una continua discriminación por género, casos de acoso, brechas salariales, menor acceso a puestos de liderazgo y dificultades para conciliar la vida personal con la laboral.
Hay estudios como el Indicador del Empleo de Computrabajo, donde se dieron a la tarea de recopilar las percepciones de las y los colaboradores para ofrecer su visión con respecto a las oportunidades laborales sin distinción de género y ahí se reflejó que el 38% respondió que el principal reto a abordar es la discriminación en la contratación, seguido de un 34% que mencionó la disparidad salarial, un 25% dijo que la carga de trabajo no remunerado.
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Para intentar atacar estos problemas, surgen proyectos como el de Restaurantera Feminista, una colectiva antipatriarcal-antirracista de trabajadoras de la industria restaurantera, buscan defender los derechos laborales.
Fernanda Lezama, fundadora y directora, contó para Aderezo que nació desde su propia experiencia, pues cuando trabajó para renombrados restaurantes, tuvo que pasar por problemas laborales que la orillaron a realizar demandas. “El proyecto nació en octubre de 2021, luego de una situación de violencia que yo viví en un restaurante, en un inicio la intención era empezar a denunciar las diversas situaciones que ocurrían en estos espacios y que no se estaban nombrando”.
Fue así como Lezama comenzó abriendo una página de Instagram para recibir las denuncias de más personas que trabajaron en restaurantes y formalmente se consolidó como una colectiva que busca atender denuncias, guiar procesos con la experiencia de todas las integrantes logrando alianzas con otras colectivas de abogadas laborales y psicólogas, tejiendo una red de especialistas.
Por eso, otro de los objetivos es hacer ruido para que se pueda hacer conciencia de estas problemáticas, así como organizar, informar y ofrecer talleres, espacios de acompañamientos psicológicos y legales para intentar ayudarse entre sí.
Proyectos dentro de Restaurantera Feminista
Entre las iniciativas que tienen destaca un fanzine llamado Las Cazuelas, que está impulsado por ser una necesidad para promover información laboral en espacios públicos, “obviamente muchos restaurantes no nos permitían llevar nuestros talleres o información para sus trabajadores, entonces empezamos a elaborar este folleto para las compañeras, llegando a repartirlo en el metro o donde nos permitieran colocarlo”.






Además realizan talleres con diferentes enfoques, como lo son derechos laborales, cartografías feministas, resistencias alimentarias. Por otro lado, los acompañamientos y casos se evalúan directamente desde sus redes, “a veces nos tardamos un poco en contestar, porque tenemos muchos casos y los resolvemos entre cada una —en su equipo están abogadas, psicólogas, y otras personas que han pasado por restaurantes— por ello les pedimos que tengan paciencia porque a veces no nos damos abasto, por otro lado les pedimos a quienes solicitan apoyo que nos ayuden organizando su caso y realizando una investigación previa para agilizar ciertos procesos y que podamos apoyar de la mejor manera posible”.
No hacen mediáticos los casos porque a veces es contraproducente “se estigmatiza a la persona para aspirar a otros trabajos o los victimarios siguen teniendo influencias que pueden perjudicar a las víctimas”, contó.
Ecosistema complejo
Entre varias excompañeras de Fernanda se dieron cuenta que solo se visibilizan varias problemáticas si eres parte de la industria, pero no se externa para darlo a conocer entre los clientes. Por eso tenemos una frase para concientizar “lo que consumes también es político”, por todo lo que hay detrás del plato que ponen frente a ti.
Entre las diversas situaciones Lezama precisa que en este país, poder realizar actos de denuncia conforme a la ley sobre cualquier conflicto laboral es prácticamente un calvario e incluso en los trabajos, pedir tus derechos o respeto a ellos, se vuelve un estigma que no da buena imagen. Es así como te hacen firmar con lineamientos que muchas veces son ilegales pero que crees que estás obligado a cumplir.


Incluso, tanto las instituciones gubernamentales como algunos abogados defensores no siempre asesoran de una manera correcta o fomentan que los casos no se profundicen. “Por experiencia nos hemos dado cuenta que los mismos abogados son los que te ponen el pie en tu proceso de denuncia, por otro lado ni los que pertenecen a la institución de Conciliación y Arbitraje aboga por el trabajador”.
Por otro lado, en incidentes con situaciones de acoso y hostigamiento no hay manera de que procedan en el Ministerio Público, por la forma de comprobar esas situaciones.
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En el caso de las propinas, “restaurantes de alto nivel ganan bastante dinero en concepto de propinas al mes en efectivo y ese dinero no se declara de ninguna manera”, pero en la ley se considera que las propinas se consideran parte del salario real de los trabajadores “se tiene que hacer un promedio de los dos meses pasados que has trabajado y eso se va para las prestaciones como las semanas cotizadas del IMSS”, pero nunca ocurre en esta industria.


Narra que usualmente se ofrecen pagos desde el salario mínimo más las propinas variables, pero nunca se realizan las formalidades de la ley antes mencionadas, “esto ocasiona problemas a la larga, generando abusos y maltratos. Lo peor es que en algunos casos el trabajo es de riesgo, como por ejemplo un excompañero repartidor tuvo un accidente y ahora se tuvo que pensionar por incapacidad por el IMSS con un monto de cinco mil pesos al mes, pero la ley te impide buscar otro empleo formal que lo complemente, pues se puede perder ese beneficio y así no puede vivir”.
Otra de las problemáticas es que en cada restaurante te enseñan a ser invisible, ser silencioso y que todo sea perfecto para respetar y fomentar la experiencia del cliente “pero al reflexionar sobre ello entre colaboradores y psicólogas nos dimos cuenta que es un acto de deshumanización para los trabajadores”.


Es por eso que generamos esta colectiva para poder intentar apoyarnos, aseguró.
Conoce más de ellas en Instagram: @restauranterafeminista
Gasto oneroso: Hasta 19 mil pesos pudo recuperar Fernanda Lezama por llevar su caso ante las instancias de conciliación, que es lo que corresponde a un despido injustificado (3 meses de salario más prestaciones de ley) y de esa cantidad 7 mil se los quedó su abogado
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