¿Pensabas que la receta secreta de tu abuela era la más antigua que existía? Bueno, lo sentimos, pero los antiguos babilonios la superaron por unos 4,000 años. Sí, esos mismos que inventaron la escritura también inventaron los primeros guisos y estofados registrados en la historia. No estamos hablando de tu receta estándar de sopa de fideos; esta gente realmente sabía cómo mezclar ingredientes exóticos con cordero y cerveza.
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La historia del libro de cocina más antiguo del mundo ha sido tema de debate entre expertos, pero las evidencias más sólidas apuntan a un conjunto de cuatro tablillas de arcilla cuneiformes desenterradas en la antigua Mesopotamia. Estas tablillas, que datan de hace unos 4 mil años, contienen las primeras listas de ingredientes de guisos, pasteles y sopas, y se consideran el primer intento de los humanos de preservar recetas culinarias.
Un vistazo a las antiguas tablillas culinarias
Datan del período babilónico antiguo y están llenas de ingredientes que no se alejan mucho de la cocina actual: cebolla, ajo, cordero y hierbas aromáticas. Lo fascinante es que estos registros se han convertido en una ventana para entender cómo era la vida cotidiana en esa época. A diferencia de otros antiguos documentos que se enfocaban en poemas épicos o mitologías, estas tablillas nos dan un vistazo directo a lo que comían las personas comunes y corrientes de Mesopotamia.
Durante años, estas reliquias estuvieron escondidas en la Colección Babilónica de Yale, hasta que en marzo de 2024, tras una remodelación multimillonaria, el Museo Peabody de Yale reabrió sus puertas y permitió que el público general pudiera verlas. El museo eliminó las tarifas de entrada y se comprometió a hacer que estos textos antiguos fueran más accesibles para todos.
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¿Un poco incomibles?
Uno de los aspectos más complicados de recrear estas recetas es que las tablillas suelen ser listas de ingredientes sin instrucciones precisas. Imagínate intentar cocinar sin saber cómo combinar los ingredientes o en qué orden hacerlo. Agnete Lassen, curadora asociada de la Colección Babilónica de Yale, intentó recrear varias de estas recetas, y el resultado fue, digamos, mixto. Algunas eran “realmente incomibles”, como un caldo lechoso con cordero que resultó ser más viscoso que apetitoso.
Sin embargo, no todas las recetas fueron un fracaso. Uno de los platos que se logró recrear con éxito fue un estofado de cordero braseado con remolacha, que resultó sorprendentemente delicioso. La receta original utilizaba ingredientes comunes en ese entonces como cerveza agria y sebo, y aunque había muchas conjeturas sobre cómo se cocinaban, el resultado final fue un platillo digno de cualquier banquete babilónico.
Más que comida: un vistazo a la vida babilónica
Las recetas que encontramos en estas tablillas no solo hablan de comida, sino también de la economía, el comercio y la vida cotidiana de la época. Mesopotamia fue uno de los primeros lugares donde los humanos hicieron la transición a una sociedad agrícola, y las recetas a base de cereales y cerveza nos muestran la importancia de la agricultura en su cultura. Además, la variedad de ingredientes mencionados refleja lo sofisticadas que eran las rutas comerciales de esta antigua civilización.
Estos registros también sirven para entender la sociedad y las relaciones humanas de la época. Al estudiar las recetas y otros documentos cotidianos de la antigua Mesopotamia, los investigadores han podido reconstruir no solo la dieta, sino también las conexiones sociales y comerciales de la región. Por ejemplo, el hecho de que se mencionen platos con ingredientes como la cerveza y las remolachas revela que las rutas comerciales y las interacciones culturales eran más complejas de lo que se pensaba.
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El legado culinario de los babilonios en la actualidad
Gracias a las investigaciones arqueológicas y los esfuerzos de la comunidad académica, hoy podemos conocer y hasta probar las recetas de hace 4,000 años. El chef y artista Mohamad Hafez, propietario del restaurante Pistachio en New Haven, se inspiró en estas antiguas tablillas para crear una obra escultórica titulada “Eternal Cities” (Ciudades Eternas), que muestra los paralelismos entre la vida cotidiana babilónica y la actual, especialmente en la cocina .
De hecho, muchas personas están encontrando en estas recetas una forma de conectar con el pasado y entender que, aunque han pasado miles de años, el acto de cocinar y compartir la comida sigue siendo un elemento fundamental de la experiencia humana.
Receta: Estofado de cordero babilónico
Si quieres probar un plato que tiene más historia que cualquier otro en tu recetario, aquí está la receta adaptada por el Museo Peabody de Yale:
Ingredientes
-1/2 taza de puerro picado
-2 dientes de ajo
-1 libra de pierna de cordero cortada en cubitos
-1/2 cucharadita de sal
-1 cebolla pequeña cortada en cubitos
-1 cucharadita de comino molido
-1 taza de chalotes persas o cebolletas, finamente picados
-1 libra de remolacha roja fresca, pelada y cortada en cubitos
-1 taza de rúcula picada
-1/2 taza de cilantro fresco picado
-1 taza de cerveza
-1/2 taza de agua
-2 cucharaditas de semillas de cilantro secas
-1/2 taza de cilantro finamente picado
-1/2 taza de kurrat (puerro egipcio), cebolletas o puerro silvestre finamente picado
Instrucciones
- Machaca el puerro y el ajo en un mortero hasta formar una pasta gruesa. Reserva.
- Calienta grasa en una olla amplia y dora el cordero a fuego alto. Añade sal al gusto.
- Agrega la cebolla y saltéala hasta que esté transparente. Añade los chalotes y el comino.
- Incorpora la remolacha, rúcula y cilantro. Cocina hasta que las hojas se ablanden.
- Vierte la cerveza y el agua, y deja hervir. Reduce el fuego y añade el puerro y ajo machacados.
- Cocina a fuego lento durante una hora hasta que la salsa espese y el cordero esté tierno.
- Machaca las semillas de cilantro, el kurrat y el cilantro juntos en un mortero. Sirve el guiso y espolvorea con esta mezcla.
Este plato, que combina sabores antiguos y modernos, es un recordatorio de que la historia de la cocina es tan rica y compleja como la historia misma de la humanidad.