Si te gusta masticar cubitos de hielo como si fueran el mejor snack del mundo, puede que no sea solo un antojo inofensivo. Este hábito, que a simple vista parece un pasatiempo refrescante, podría estar intentando decirte algo mucho más serio: ¿anemia? Así es, podría ser una pista de que tu cuerpo necesita atención.
Primero, pongamos las cartas sobre la mesa: el nombre científico para el deseo compulsivo de masticar hielo es pagofagia, un término que, aunque suene raro, es más común de lo que imaginas. La pagofagia es un tipo de “pica”, un trastorno del apetito que se caracteriza por antojos de sustancias no nutritivas, como tierra, papel… ¡y por supuesto, el hielo! Y aunque puede parecer inofensivo, podría estar vinculado a algo más preocupante: la anemia por deficiencia de hierro.
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La anemia es una condición en la que el cuerpo no tiene suficientes glóbulos rojos sanos para transportar oxígeno a los tejidos. ¿Qué tiene que ver eso con tu hielo bien triturado? Todo. Se ha observado que muchas personas que sufren anemia por deficiencia de hierro desarrollan una fascinación inusual por el hielo. Los científicos creen que masticar hielo podría ayudar a aumentar temporalmente el estado de alerta en personas con anemia, ya que el frío estimula el cerebro. Pero, no te dejes engañar: esto no soluciona el problema real.
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Los síntomas a los que debes prestar atención
Si notas que no puedes dejar de masticar hielo y lo haces compulsivamente, es momento de escuchar a tu cuerpo. La anemia no solo te hará sentir una conexión especial con el hielo; también puede presentar otros síntomas como:
-Piel pálida y seca
-Fatiga
-Dolores de cabeza
-Lengua adolorida
-Ritmo cardíaco acelerado
-Depresión y mareos
Estos síntomas no provienen de la pagofagia en sí, sino de la anemia que podría estar detrás del deseo de masticar hielo.
¿Qué hacer si sientes que no puedes parar?
Lo más importante es no ignorarlo. La Dra. C. Nicole Swiner, médica de familia, advierte que la pagofagia puede ser una señal de una deficiencia nutricional. Lo primero que deberías hacer es consultar a un profesional de la salud. Un análisis de sangre sencillo podría confirmar si tienes anemia y, de ser así, el tipo y la causa.
Tratamiento y prevención: alimenta a tu cuerpo correctamente
La buena noticia es que la anemia por deficiencia de hierro se puede tratar y prevenir. Aquí te dejamos algunos consejos:
Incluye más hierro en tu dieta: carnes rojas, pescado, aves, legumbres, espinacas y alimentos fortificados son excelentes fuentes.
Combina con vitamina C: esta vitamina ayuda a mejorar la absorción del hierro, así que añade alimentos como naranjas, fresas o pimientos a tus comidas.
Los suplementos de hierro también son una opción si tu médico lo recomienda.