Los tamales rinden tributo a nuestras raíces prehispánicas, y continúan deleitando los paladares mexicanos con su diversidad de sabores y tradiciones.
Este platillo se convierte hasta nuestros días en un auténtico tesoro culinario que ha perdurado a lo largo de los siglos, marcando presencia en celebraciones, rituales y festividades.
Con más de 27 millones de toneladas de maíz anuales, México da vida a sus tamales. Sinaloa —con más de seis millones 40 mil toneladas de maíz—, Jalisco —con más de tres millones 818 mil toneladas de maíz —, y Michoacán —con casi dos millones de toneladas de maíz — lideran la producción nacional, contribuyendo a la elaboración de este platillo lleno de historia y sabor.
Desde el México prehispánico, los tamales son parte integral de eventos ceremoniales y festivos. Siendo el 2 de febrero, Día de la Candelaria, fecha en la que millones de estos manjares se disfrutan en México y Estados Unidos, con innumerables variaciones que reflejan la riqueza cultural de nuestro país.
Dentro de la vasta gama de tamales, los tapatíos destacan por su exquisita mezcla de masa de maíz, arroz, y un relleno de carne de cerdo o res guisada en jitomate, chile pasilla, especias, cebolla, almendras, pasas y aceitunas. Esta deliciosa combinación ofrece un sabor distintivo que conquista los sentidos.
Los tamales encuentran en Jalisco un terreno fértil para expresar su diversidad y sofisticación. En este estado, la preparación de tamales es una obra maestra culinaria que fusiona sabores, texturas y tradiciones, llevando a los comensales a un viaje único por la riqueza gastronómica de la región.
Los tamales de acelga, originarios del encantador Pueblo Mágico de Tapalpa, fusionan masa de maíz con relleno de queso y acelga, bañados en salsa verde y acompañados de crema y queso.
Otros de estos tesoros culinarios de Jalisco incluyen los Tamales Arcoíris, coloridos y dulces que deleitan con su masa de sabor vainilla y su presentación en colores amarillo, verde, azul, naranja, rojo y morado, alusivos a la comunidad LGBTQ+.
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Estos se elaboran en un local de San pedro Tlaquepaque en Jalisco, que lleva por nombre María Tamales donde se creó un tamal con los colores de la bandera gay a fin de mostrar su apoyo con toda la comunidad.
Su creador es Alberto Rebollo, quien preparó por primera vez este tamal hace seis años, y con el paso del tiempo, se convirtió en uno de los favoritos entre los habitantes, por su exquisito sabor y mezcla de sabores.
Con más de 500 recetas de tamales en todo el país, Jalisco contribuye con su creatividad a esta rica tradición, ofreciendo preparaciones únicas como el Tamal Colado. Proveniente del sur del estado, este tamal dulce se elabora con masa colada, leche condensada, canela, clavos de olor, y puede incluir nueces y cacahuates, ofreciendo una experiencia de sabor única.
Una deliciosa especialidad costeña, el Tamal de Camarón, se distingue por su relleno de camarón seco o fresco, acompañado por una combinación de tres tipos de chiles: anchos, poblanos y serranos.
Los tamales, con su historia arraigada y su constante evolución, son un patrimonio que une a México a través de la mesa. Disfrutar de los tamales tapatíos y otras variedades jaliscienses es sumergirse en la esencia de la cultura culinaria mexicana, un viaje de sabores que perdura a lo largo del tiempo.
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