La sensación de pesadez en el cuerpo, acompañada de una necesidad inexplicable de dormir, es —casi— obligada después de cada comida. Te puede dar en casa, en el camino e incluso en la oficina, dificultando así la concentración para las actividades del resto del día.
Es comúnmente llamada mal del puerco, pero realmente su nombre real es somnolencia postprandial. Te contamos qué lo provoca y cómo puedes evitarlo.
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El famoso mal de puerco
De acuerdo con Mónica Méndez Díaz, profesora de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México, el mal del puerco ocurre cuando hacemos una comida excesiva o abundante en grasas, provocando indigestión y elevando la cantidad de glucosa en la sangre, inhibiendo así las actividad de las células.
La parte de nuestro cuerpo encargada de las emociones, conductas y sensaciones corporales es el hipotálamo, el cual recibe directamente afectaciones, por ejemplo: deja de de mandar neurotransmisores y como consecuencia bajan los niveles de alerta y energía.
También baja los niveles de potasio en la sangre, provocando una sensación de fatiga, sueño, debilidad e incluso calambres.
Díaz menciona que se trata de algo malo, pues se trata de un estado fisiológico que debería cumplirse, pero a veces es necesario evitarlo, sobre todo si después tenemos diversas actividades como son manejar, asistir a clase o regresar a la oficina.
Ya me dio… ¿ahora qué hago?
Toma un café o té
Los alcaloides del café y el té son una gran solución para evitar el sueño. Incluso, en caso de no considerarte fan de esas bebidas, puedes tomar un vaso de agua fría.
Realizar una caminata
Esto ayudará al cuerpo a digerir todos los alimentos. Se recomiendan de 10 a 15 minutos para despejar la mente y estimular el sistema nervioso.
Una siesta
Gran parte de los gastroenterólogos recomienda no ignorar el sueño del mal del puerco y sí tomar una siesta después de comer.
Si los síntomas se alargan o son constantes, te sugerimos visitar un médico.
Cómo prevenir el mal de puerco
- Mantén una alimentación balanceada.
- Procura tener una dieta libre de grasas saturadas y carbohidratos.
- Incluye proteína en tus comidas, de preferencia, pollo, huevo, res y pescado.
- Procura comer despacio y con tranquilidad.
- Realiza una caminata breve después de comer.
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