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Entre Uvas y Taninos: ¿Cómo se califica un vino?

Desde apps hasta concursos, Federico Ling nos cuenta cómo son de fiables estas calificaciones vinícolas

En días recientes alguien me preguntó por la famosa aplicación de los teléfonos inteligentes que puede escanear una botella de vino y decirnos la calificación que este tiene. Regularmente ello está basado en una escala de cinco estrellas, siendo una, la peor y cinco, la mejor. Pero ¿qué tan preciso es este ranking y esta calificación? ¿es esta calificación un reflejo real de la calidad del vino? La respuesta es: depende. ¿De qué? Pues de quién está asignando el valor al vino y cuáles son los parámetros que utiliza para lo anterior. Como lo hemos dicho en repetidas ocasiones anteriormente, una cosa es si el vino nos gusta o no, y la otra es si el vino tiene alta calidad o no. A veces las dos cosas van juntas, pero en muchos otros momentos no. Y puede ser que un vino que no es de nuestro agrado – a pesar de ello – tenga una buena calidad. O bien, un vino que nos gusta mucho no sea necesariamente de la gama más elevada de una casa productora.

El juicio que se hace en las aplicaciones del vino es sumamente subjetivo porque es la sumatoria y el promedio de las opiniones y los gustos del público en general, más no necesariamente de personas que buscan evaluar el vino en función de su estructura, sino de su gusto particular. Luego entonces, podríamos decir que las aplicaciones nos dirán si un bueno es “bueno” en función de lo aproximable que este sea. Es decir, es un vino que le gusta a la mayoría de la gente, y por ende, será “bueno”. Y ello está bien (pero solamente hay que decirlo). 

Los concursos de vinos son sumamente subjetivos por esta misma razón. Este concepto se aplica a las botellas que tienen “medallas” en forma de etiqueta o que están categorizados en una escala de 100 puntos, siendo el número 100 el mejor y considerándose de forma general que cualquier vino por arriba de 90 puntos es “bueno”. Pero poco sabemos a veces de cómo se asigna este valor: ¿quién califica la botella de vino y qué escala está utilizando para llegar a un puntaje determinado? ¿es la potencia de sabores, la complejidad, el final en boca, los sabores secundarios y terciarios, etc.? En ese sentido, hay muchas consideraciones y lo que se busca es que los “expertos” califiquen vinos de forma sencilla y que en una escala de 100 puntos, el público sepa de inmediato la calidad que tiene frente a sí. El problema de lo anterior es que este ejercicio se ha vuelto un tanto comercial y ahora muchos vinos obtienen puntajes en función de diversas consideraciones, además de su calidad. 

Lo mismo sucede con los concursos. Los “jueces” de vino deben ser personas expertas que realmente puedan articular un argumento a favor o en contra de la calidad de determinada botella en especial. Pero como siempre, podríamos decir que esto también está en función del agregado de opiniones de un panel de expertos (en su debida dimensión). Como en todo, está sujeto a una visión particular de quienes son considerados expertos. 

En otras palabras, calificar un vino tiene diferentes propósitos y debemos leerlo de forma diferente, dependiendo de quién asigna el valor: las aplicaciones nos dirán el gusto general del consumidor; las escalas de puntos nos dirán los productos populares en el mercado de calidad mínima aceptable y los concursos nos darán una opinión más enfocada en la estructura del vino, ligeramente de forma más preponderante que otras. Por supuesto que esto es también debatible. En conclusión, como dice el dicho, nada es verdad ni mentira, sino todo depende del cristal con que se mira. No hay problema en seguir dichas recomendaciones, especialmente ahora que ya sabemos lo que realmente significa cada una.

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