La sal de mesa, uno de los ingredientes más utilizados en la gastronomía, es fundamental para realzar el sabor de los alimentos y conservarlos. Sin embargo, es importante destacar que su consumo excesivo puede tener efectos negativos para la salud. Por esta razón, es recomendable moderarse y explorar las diversas opciones disponibles en el mercado.
Existen numerosos tipos de sales que pueden transformar tus comidas, brindando sabores únicos y agregando un toque de distinción. Aquí te compartimos siete tipos que vale la pena conocer y experimentar, como parte de una alimentación equilibrada.
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La sal de mar se obtiene mediante la evaporación del agua del mar en las salinas. A diferencia de la sal común, conserva minerales como el calcio, el magnesio y el yodo. Esta variedad con granos de mayor tamaño, es ideal para realzar el sabor de las carnes asadas y las ensaladas, añadiendo un toque de frescura y autenticidad a los platos.
Por su parte, la sal Maldon es un tesoro gastronómico que se produce de manera artesanal desde 1882. Proviene de la salmuera evaporada del estuario del río Blackwater, en el condado inglés de Essex. Su textura gruesa pero delicada y crujiente, junto con su sabor intenso, hacen de esta sal una opción perfecta para realzar el sabor de la carne, el pescado, las verduras e incluso los postres.
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La Flor de sal es reconocida en la alta cocina y se caracteriza por ser ecológica, obtenida a partir de condiciones climatológicas excepcionales que propician su cristalización. Su forma de finos cristales milimétricos, similar a una flor, la convierte en una opción excelente para sazonar ensaladas o añadir al final de la cocción de los alimentos, ya que aporta un toque de textura y sabor que realza cualquier preparación.
La sal rosa del Himalaya, obtenida de las minas de Khewra, en Pakistán, es famosa por su peculiar color rosado, debido a la concentración de minerales como el hierro, el magnesio y el calcio. Esta sal, con un sabor sutil y equilibrado, se presenta en diferentes formas: grano fino, grano grueso o en bloque. Su uso en la cocina brinda una experiencia culinaria única y añade un toque estético a tus comidas.
La sal negra de Hawái, recolectada de forma manual en la isla de Molokai, destaca por su color llamativo y su textura gruesa y crujiente. Mezclada con carbón vegetal activo y depurada, brinda un sabor intenso y ahumado, ideal para decorar y realzar el sabor de carnes y pescados a la brasa. Conocida también como “sal de lava”, es una opción perfecta para darle un toque especial a tus parrilladas.
La sal ahumada, sometida a un proceso de ahumado, ofrece una amplia variedad de sabores que van desde notas maderadas hasta hierbas o especias. Es ideal para curar o marinar carnes y pescados, aporta un aroma similar al de la barbacoa a frutas y verduras. Su sabor se asemeja al de la panceta, lo que agrega una nueva dimensión de sabor a tus preparaciones.
Por último, las sales aromatizadas son una opción creativa y versátil para aquellos que buscan un toque especial en sus platos. Están compuestas por diferentes elementos, como ajo, hierbas, chiltepín y diversos condimentos, que se muelen junto con la sal en un molinillo. Esta combinación permite realzar el sabor de los alimentos de manera única y brinda opciones gourmet, como la sal de azafrán o trufa.
Mantener un consumo moderado de sal es esencial para mantener una buena salud. La sal aporta sabor a las comidas, pero un exceso en su ingesta puede contribuir al desarrollo de enfermedades como la hipertensión arterial. Optar por variedades con menor contenido de sodio y explorar las diferentes opciones disponibles en el mercado te permite disfrutar de sabores únicos y promover una alimentación saludable.
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