Carlos M. Raya, docente en Gastronomía y bartender, repasa el panorama actual de esta noble bebida, procedente de un destilado de malta fermentada de cereales como la cebada, el centeno, el trigo y el maíz con un posterior añejamiento o envejecimiento en barricas, tradicionalmente de roble blanco y que su contenido alcohólico es entre el 40 y 62°.
DE IRLANDA HASTA EL SUR DE TAMAULIPAS El término “whisky” proviene del gaélico escocés e irlandés y significa “agua de vida”, “nace en Irlanda, su elaboración se extendió muy rápido en Escocia. Los pioneros en destilarlo y formalizar el proceso de elaboración fueron monjes y de ellos pasó a los campesinos que instalaron infinidad de alambiques caseros”.
El experto considera que “en nuestro país esta bebida está muy infravalorada, ya que la mayoría de las personas prefieren bebidas como la cerveza”.
Muchas veces tomamos esta clase de decisiones creyendo que el whisky es muy caro, “pero existen diferentes gamas con diferentes precios, accesibles para todos los bolsillos. Esto sucede también en gran medida porque México es un excelente productor de otros destilados que las personas prefieren antes que el whisky, como el tequila y el mezcal. No obstante, podemos elegir este tipo de bebidas en ocasiones especiales y como una muy buena elección para variar nuestro consumo”.
EL WHISKY MÁS CARO El preferido por excelencia entre los consumidores es el escocés, “su precio ha llegado hasta 1.9 millones de dólares como es el caso de una de las botellas de Macallan, una destiladora al norte de Escocia que batió récords en una subasta en 2019, convirtiéndose en el más caro de la historia”.
PAÍSES CON MAYOR NÚMERO DE CONSUMIDORES El país que más lo consume es Francia “con un promedio de 2.15 litros por persona al año, en el segundo puesto se encuentra Uruguay con una media de 1.77 litros y en tercer lugar está Estados Unidos de América con 1.41 litros por persona anualmente”.
Su participación en el mercado es preponderante, “se encuentra entre una de las bebidas más consumidas en el mundo a la par del tequila, el vodka, el ron, el vino y la cerveza. Su participación económica es importantísima debido la gran cantidad de activos que genera”.
MARIDAJE PERFECTO, ¿SOLO O ACOMPAÑADO? Quienes suelen beberlo no siempre siguen la misma línea, como dicen los expertos “el whisky se toma mejor como a uno le guste y con una buena compañía, preferentemente se puede tomar puro o con un toque de agua o con hielo”.
Existen además diferentes cocteles con whisky y es válido hacer mezclas siempre y cuando se seleccione el ideal para ese efecto, “y claro que también se puede maridar, especialmente con carnes rojas que contengan salsas afrutadas y postres con frutos secos como la avellana o la nuez para ligeros”, para más amaderados el mejor maridaje se prepara con carne al carbón o a la parrilla y salsas fuertes de mostaza, champiñones o especias de mucha intensidad.
CATA Carlos M. Raya nos guía en este viaje en el que necesitamos utilizar nuestros cinco sentidos para poder identificar las características organolépticas de esta bebida que en esencia son tres las fases de esta cata.
La primera fase es visual, “consiste en analizar los colores que siempre serán dorados, desde los muy claros con notas de paja, hasta los más saturados que llegan a apreciarse como marrones, sin embargo, son dorados, más o menos saturados, esto en función al tiempo de añejamiento en la barrica la cual aporta estas tonalidades. Es ideal servirlo en un vaso y analizarlo sobre un lienzo blanco para poder identificar con mayor facilidad las tonalidades. Podemos también girar dentro de nuestro vaso la bebida para visualizar con que velocidad caen las lágrimas a través del vaso, esto indicaría el nivel de azúcar”.
La segunda fase es olfativa; “en esta es importante realizar dos ejercicios. En el primero acercaremos el vaso a nuestra barbilla para percibir las notas aromáticas con mayor sutileza ya que si introducimos del todo nuestra nariz el gran porcentaje de volumen alcohólico se evidenciará mucho y lo que se busca identificar son las notas sutiles detrás del alcohol. En el segundo ejercicio cubriremos la boca de nuestro vaso con la mano y giraremos a razón de que el líquido moje la palma de nuestra mano para posteriormente frotar ambas manos y olfatearlas llevándolas a nuestra nariz. Con este ejercicio podremos identificar más fácilmente las notas aromáticas, así como percibir la melosidad de esta bebida”.
La tercera y última fase es degustativa; “se prueba en tres momentos, en el primer trago se enjuaga el paladar y se empiezan a percibir las primeras notas de sabor. En el segundo se mantiene un poco más el whisky en el paladar y se inhala con la boca y se exhala con la nariz para promover el olfato retronasal, para de ese modo eliminar un poco el alcohol y descubrir con más claridad las notas de sabores presentes que siempre serán en función de la edad del whisky. En el tercer trago se agrega un poco de agua natural fría al vaso y se toma un trago, el agua ayudará a reducir el volumen alcohólico y facilitará identificar las notas del sabor”.