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LIBRERIA CHILAQUILES (52)ADE

Antonia, una librería con chilaquiles memorables

Además de ofertar libros, este lugar te invita a prolongar la experiencia con un toque sabroso y receta especial

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En la calle de Antonio Sola 67A, casi en el corazón de la Condesa, pasando un microbús abandonado al que los vecinos han llamado Marcelina, se ubica Antonia. La Oficina del Libro.

Un pizarrón con el anuncio de chilaquiles y libros, además de  fragmentos del Romance Sonámbulo de Federico García Lorca, con el verde que te quiero verde, te invitan a pasar y querer probar, sí, claramente, unos chilaquiles verdes.

Foto. La Señorita Etcétera

Elegir si quedarte sentado a la sombra que da en la mesa de la entrada, en el jardín al final de la librería, o en una mesa en el pasillo para mirar los libros de la sección de Cocina, Historia o Jardinería, es apenas una de las interrogantes que te harás. Las otras vienen después, cuando el aroma del café o el pan te distraen antes de elegir la salsa de los chilaquiles. 

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Selva Hernández es dueña de este espacio en el que confluyen también objetos de colección, juguetes mexicanos y su gatita negra Gunther.  

Cortesía

“Es un lugar que resurgió en agosto del 2020 en medio de la pandemia porque tuve que cerrar una librería que perteneció a mi madre. Se llamó A través del Espejo” (…) Para mi fue un proceso muy doloroso porque no solamente era el proyecto de mi madre  que yo quería que siguiera para siempre, sino que tuve que hacer una mudanza fuertísima. Tenía, primero como 100 mil ejemplares”

Para poder hacer la mudanza, se hicieron varios remates y aunque se vendieron muchísimos, lo mejor de lo que quedó, se puede ver en Antonia, una librería que ya existía, pero solamente ocupaba el garaje de la casa donde vivía con sus hijas.

Foto. Omar Flores


Tiene un diseño tradicional de la zona, un jardín enfrente y patio atrás, con espacios amplios e iluminados, idóneo para librería, nos dice la librera. Además, sillas entre los pasillos, incluso en el baño hay una selección de libros que sigue una paleta de color y temas peculiares. 

“Antes de que llegara la pandemia y el confinamiento, yo ya tenía planeado abrir los espacios para empezar a hacer talleres y exposiciones y esto se combinó con la necesidad de un nuevo lugar. Decidimos poner también lo que combina muy bien con las librerías que es servicio de cafetería. Entonces decidí ahora que abrí Antonia no solo hacer la oferta de café, sino también de chilaquiles”

Foto: La Señorita Etcétera

Selva Hernández dice que empezó como un chiste en el remate de la Librería A través del Espejo. 

Yo siempre digo que para qué vendo libros, si puedo vender pozole y ganar más dinero. Se me ocurrió decir eso y alguien dijo “no, mejor chilaquiles” y entonces empecé a decir, bueno, vamos a tener un nuevo proyecto donde habrá libros y chilaquiles. Y veía cómo la gente se iluminaba y se llenaba de regocijo con esta esperanza de encontrar en un lugar buenos libros y buenos chilaquiles. Me di cuenta que era buena combinación”.

Antonia cumple eso que Selva enfatiza de las librerías, son mucho más que un lugar para vender libros.

Foto. Omar Flores

“Al entrar a una librería empiezas a tener muchas voces hablándote, que son los lomos de los libros, que te dicen: de qué tratan, quién los escribió, de qué tema son o vas viendo las secciones y a veces está acompañada por objetos y a veces te puedes tomar un café. A mí esta experiencia siempre me ha gustado muchísimo, y pues decidí reproducirla desde mis gustos; cada librería es un poco el reflejo de la persona que la forma, atiende y dirige. Antonia es mucho un reflejo de lo que a mí más me gusta, que pues sí, son los chilaquiles, he de confesar”.

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Qué pedir

Puedes pedir chilaquiles verdes, rojos, de frijol y la receta secreta que es “ni verdes, ni rojos, sino todo lo contrario”. Si decides quedarte a comer un poco más, en el menú también encuentras mole, tortas y frijolitos preciosos; ya para el postre, unos cuentos clásicos, algo de la gráfica de Posada o incluso uno de Borges, con la portada amarilla que combina con el mantel. Remata con pasteles y galletas caseras, y si la lectura te inspira a escribir, también tiene productos de papelería. 

“Todo lo hacemos con ingredientes de primera calidad y orgánicos. Nuestras tortillas son de Milpa Alta, la crema es artesanal, el queso también los producen nuestros amigos de las despensas orgánicas; provienen de vacas de granja feliz. Además vendemos galletas que hace una chica que trabaja con nosotros, con sabores menta y chocolate y chai y té verde. Y los pasteles nos los está llevando una amiga de la Secundaria, Mónica Murillo, que los hace su hija, hay de zanahoria, chocolate, unos mostachones de fresa y plátano que son deliciosos (…) Y en un futuro no muy lejano,  un proyecto de un amigo que está involucrándose con el proceso de tostar café y vamos a tener variedades de café de mi amigo Valente”, cuenta Selva.

Foto. Omar Flores

“Cada vez más creo que las librerías son mucho menos un lugar para encontrar los libros que estás buscando y mucho más un lugar para encontrar cosas que no estabas buscando. Para descubrir, experimentar, observar, leer, oler también. Es para muchísimo más que solamente ir por algún libro en específico”, concluye.

Además, no dice que el mejor visitante de la librería es aquel que está abierto a la sorpresa, a la serendipia, que se deja guiar por lo que existe.

Dónde: 
Antonio Sola 67A, Colonia Condesa, alcaldía Cuauhtémoc
Redes sociales: @laodellibro

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