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Foto: Unsplash

Lo que amenaza la existencia del vino

El cambio climático y las nuevas generaciones afectan notoriamente su consumo

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¡El vino se encuentra bajo amenaza! ¿Pero cómo es posible esto o a qué nos referimos con que el vino está amenazado? La respuesta a esta pregunta se puede encontrar en dos lugares distintos: en la producción del vino y en el consumo del vino. Vamos por partes. Existe en el mundo una tendencia cada vez más importante sobre el consumo de alcohol y como es que las nuevas generaciones no favorecen este tipo de bebidas. La llamada “Generación Z” se caracteriza, entre otras cosas, por su aversión al alcohol y por ende prefiere bebidas sin este. De allí la inmensa popularidad que tienen las aguas minerales “fuertes” (hard seltzer, en inglés) con un bajo contenido de alcohol (y por consiguiente de calorías) o bien, las bebidas que sencillamente no lo contienen, como son las cervezas sin alcohol que se han puesto de moda. Cada vez de manera más natural podemos recorrer los pasillos de los supermercados, específicamente donde están las bebidas alcohólicas, para darnos cuenta de que existe una oferta extensa con bebidas sin este ingrediente en esa sección.

Las implicaciones de esta tendencia por parte de los consumidores afectan de forma directa a la industria del vino porque no solamente el consumo del vino está asociado de forma tradicional a las generaciones de mayor edad, o bien, a consumidores con mayor poder adquisitivo o con conocimientos básicos sobre la bebida, sino que ahora las nuevas generaciones lo prefieren sin alcohol. Si bien hay algunas alternativas al vino sin alcohol, la realidad es que no son demasiadas y representan un esfuerzo de los productores de apelar a una sección del mercado que cada vez tiene mayor aversión por este.

Por otro lado, si bien el consumo de vino ha disminuido por las razones que acabo de comentar, hay otra serie de amenazas que tocan a la puerta de los viñedos y las casas productoras de vino que tienen que ver con factores externos, como es el clima. Por ejemplo, en California, los incendios son cada vez más frecuentes, destruyendo las uvas o bien dañándolas por completo, o sencillamente los efectos del cambio climático en regiones específicas para el cultivo de uvas ha generado condiciones adversas para estas; por ejemplo las lluvias extremas, las inundaciones, la baja en temperaturas de forma sorpresiva en la primavera, o la subida de temperaturas en el invierno antes de tiempo generan que las uvas y las plantas se dañen considerablemente, haciendo la producción de vino cada vez más difícil y en consecuencia, más costosa.

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A lo anterior hay que sumar los factores humanos, de mano de obra, de tecnología, y tantos más que actualmente afectan a la industria vitivinícola. La realidad es que todas estas amenazas no son nuevas: esta industria ha sobrevivido guerras mundiales, confrontaciones y regímenes políticos adversos, por lo que también habrá de sobrevivir a los retos actuales. La pregunta es más bien la siguiente: así como todos los factores anteriores dieron forma a la actual industria, hay que analizar cuáles serán las nuevas formas de producir y consumir vino en el futuro, derivado del cambio en el clima, en el mundo y en los consumidores. El vino está amenazado, pero siempre y cuando no se adapte y se ajuste. Al final del día, de eso se trata: de evolucionar a la par que nuestra sociedad evoluciona.

Foto: Unsplash

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