Perla Rodríguez Contreras | El Sol de Durango
Existe una creencia respecto a que no se deben comer mariscos cuando se hace en meses que no llevan en su nombre la letra “r”; en medio de la duda, te explicamos si esto es real o falso y a qué se refiere.
De ser real, entonces, solo se recomendaría comer mariscos en: enero, febrero, marzo, abril, septiembre, octubre, noviembre y diciembre. Dejando fuera a mayo, junio, julio y agosto.
Esta recomendación viene desde los años 50 y 60, con la lógica detrás de esta recomendación es que los meses sin “r” corresponden generalmente a los meses de verano en algunas partes del mundo, cuando las temperaturas son más cálidas y existe un mayor riesgo de que los mariscos se deterioren rápidamente debido al calor.
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Rafa Carbajal, ingeniero de alimentos y creador de contenido,menciona que“…en esa época, donde no eran tan buenos los transportes refrigerados, era difícil llevar la comida de mar en buenas condiciones hasta las ciudades más alejadas de la costa, por eso se recomendaba eso. Con la tecnología que tenemos actualmente ya es diferente”.
Pero, explica Rafael Carbajal que sí hay validez en esta sugerencia, ¿por qué?. Esto porque coincide también en los meses de veda de muchas especies.
“Un período que establecen los gobiernos donde no se permite capturar ciertas especies del mar, esto para darles chanza a que se reproduzcan y para no afectar a otros animales que se alimentan de esas especies. Las fechas pueden ir cambiando”.
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Qué tipo de producto tiene esa particularidad
Los mariscos, como los moluscos y los crustáceos, son particularmente propensos a descomponerse y volverse peligrosos para la salud cuando no se almacenan o manipulan adecuadamente. Las altas temperaturas pueden acelerar la proliferación de bacterias y la descomposición de los mariscos, lo que aumenta el riesgo de intoxicación alimentaria.
Sin embargo, es importante destacar que en la actualidad, con los avances en la refrigeración, el transporte y la conservación de alimentos, esta regla generalmente se considera menos relevante.. La clave para evitar problemas de salud al consumir mariscos es asegurarse de que estén frescos, se cocinen adecuadamente y se almacenen a temperaturas seguras.