Si alguna vez has estado frente al mostrador de la pescadería preguntándote si la dorada que ves es un producto del océano o de una granja acuática, no estás solo. Elegir entre pescado salvaje o de acuicultura puede parecer una decisión trivial, pero detrás de esa elección hay un cúmulo de factores que afectan no solo a tu salud, sino también al planeta y tu bolsillo. Aquí te explicamos todo lo que necesitas saber para hacer la mejor elección.
El pescado es el influencer de las proteínas. Según datos publicados por The Conversation, aporta entre 15-20% de proteínas, comparables a las de la carne, pero con la ventaja de ser más fáciles de digerir. Además, sus lípidos insaturados, especialmente el DHA y el EPA, son los que promueven la salud cardiovascular. Son una mina de oro en ácidos grasos omega-3, esos que tu médico menciona cada vez que habla de salud cardíaca. Los omega-3 ayudan a controlar el colesterol, los triglicéridos, la presión arterial y hasta el riesgo de trombos. Básicamente, comer pescado azul (salmón, sardinas, anchoas) es como contratar a un equipo de mantenimiento para tu corazón. Sin embargo, no todo pescado nace igual, y aquí es donde el origen se convierte en un factor crucial.


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Salvaje vs. Acuicultura: ¿quién gana la guerra nutricional?
Los pescados salvajes tienen una dieta natural basada en lo que encuentran en su hábitat, lo que les da un menor contenido graso y un mejor balance de omega-3 frente a omega-6. En cambio, los peces de acuicultura suelen ser alimentados con piensos (alimento para animales) ricos en omega-6 (por razones de sostenibilidad y costo), lo que puede disminuir sus beneficios para la salud.
Por ejemplo, estudios han demostrado que los salmones de acuicultura tienen hasta 20 veces más omega-6 que sus pares salvajes, algo que reduce su efecto cardioprotector. Esto no significa que el pescado de acuicultura sea “malo”, pero sí que, desde un punto de vista nutricional, el pescado salvaje lleva ventaja.
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¿Y los contaminantes?
Aquí viene el giro inesperado de la trama. Los peces salvajes, especialmente los de gran tamaño como el atún rojo, el pez espada y el tiburón, acumulan mercurio debido a la contaminación de los océanos. Este metal pesado puede ser peligroso, especialmente para mujeres embarazadas, lactantes y niños menores de 10 años. Por su parte, los pescados de acuicultura están expuestos a contaminantes químicos que dependen de la calidad del agua y de los piensos utilizados. Así que ninguno de los dos es inmune a este problema, pero las fuentes de contaminación varían.
Además, el pescado salvaje puede ser más caro, pero elegir especies locales y de temporada puede ayudarte a encontrar opciones más accesibles. Por otro lado, la acuicultura ofrece una alternativa más económica y sostenible en términos de abastecimiento global, aunque sigue teniendo retos en cuanto a calidad nutricional y manejo ambiental.
Entonces, ¿qué deberías comer?
Variedad ante todo: Alterna entre pescado blanco (merluza, lenguado) y azul (salmón, sardinas). Consume 3-4 raciones a la semana.
Moderación con los grandes depredadores: Si optas por salvaje, evita especies grandes ricas en mercurio si estás en algún grupo de riesgo.
Infórmate: Pregunta por el origen del pescado, especialmente si buscas opciones más sostenibles y saludables.
Local y de temporada: Comprar de proximidad te asegura frescura y precios más accesibles.
A la hora de comprar pescado, hay algunas pistas para saber su origen. Los pescados de acuicultura suelen tener un tamaño más uniforme, una carne más grasosa y un color más intenso, especialmente en especies como el salmón. Por otro lado, el pescado salvaje tiende a ser menos graso, con tonalidades más naturales y un sabor ligeramente más fuerte, dependiendo de su dieta y entorno. También puedes fijarte en las etiquetas, en los supermercados, es obligatorio que se indique si el pescado es salvaje o de acuicultura, así como su lugar de origen. Si compras en mercados locales, no dudes en preguntar al vendedor. Esto te ayudará a tomar decisiones informadas y disfrutar de una opción que se adapte a tus gustos y necesidades.