Cocinar no solo sirve para alimentarse, conlleva una gran relación entre la mente y la cocina, ya que se busca satisfacer el hambre por medio de actividades que requieren un gran esfuerzo físico y mental.
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Es así como el acto de cocinar está íntimamente relacionado con varias funciones cognitivas que son esenciales para el desempeño diario y el bienestar mental, según nos cuenta la maestra Sofía Sánchez, terapeuta de lenguaje y estimulación cognitiva de la organización Afasia por Latinoamérica.
Cuenta que esta actividad involucra varias habilidades cognitivas como la atención, la percepción, la memoria, la comprensión, el lenguaje y la orientación, entre otras habilidades motoras y de reconocimiento de información.
Herramienta terapéutica
Enfatiza que para una persona sana como para una persona con algún trastorno, la cocina tiene una importancia psicológica significativa, actuando como una herramienta terapéutica que puede mejorar el bienestar mental y emocional.
“En primera instancia, proporciona una forma de terapia ocupacional que puede ayudar a reducir el estrés y la ansiedad bajo ciertas condiciones. La atención requerida para seguir una receta, junto con las actividades repetitivas y rítmicas como cortar, mezclar y medir, puede inducir un estado de bienestar”. Este enfoque permite a las personas quitarse pensamientos ansiosos y preocupaciones, proporcionando una forma de relajación activa y una sensación de control en su entorno.
Incluso comenta que para muchas personas que tienen el estigma de estar limitadas en su vida cotidiana, el poder preparar la comida les representa sensación de logro y satisfacción, ya que logran llevar a cabalidad una receta o preparar una comida sabrosa proporciona una. “Esta sensación de logro puede ser particularmente beneficiosa para las personas que luchan, por ejemplo, contra la depresión o la baja autoestima, ya que cada plato terminado representa un éxito tangible”.
Sánchez precisa que también fomenta la socialización y la conexión con los demás, en especial para la familia o amigos, o participar en talleres de cocina grupales, los cuales pueden ayudar a combatir la soledad y fomentar la interacción social, ya que conocen a otras personas con padecimientos similares, “Esto hace que creen lazos comunitarios y les proporciona un sentido de pertenencia y apoyo emocional”.
Cómo se realizan
La mayoría de estas actividades, se llevan a cabo en cocinas de su domicilio para que sea en un ambiente familiar, haciendo preparaciones sencillas de cocina fría, donde los ambientes y utensilios peligrosos son controlados y supervisados por los familiares o amigos, acompañado de algún especialista, describe Sánchez.
Dependiendo del trastorno que padece se elabora un perfil de las acciones que puede efectuar, así como de las áreas a las que se busca generar un reforzamiento o ejercicio, ya sea ocupacional, o de memoria o de alguna habilidad en específico, involucrando a la persona a que se enfoque en algún movimiento como cortar verdura, haciendo que ellos o sus familiares propongan preparaciones que tengan relaciones con ellos para fomentar la pertenencia o para pacientes jóvenes fomentar la creatividad con idear nuevas recetas, “En el caso de los niños, se vuelven más creativos y sin juicios, inventando nombres y en los adultos fomenta que se comprenda mejor y les da más estructura a sus acciones”, cuenta.
“Un ejemplo puede entenderse con un padecimiento que casi no se conoce como la afasia (alteración adquirida del lenguaje posterior a un daño cerebral), estas personas tuvieron un accidente o daño cerebral y tienen problemas de lenguaje y cognitivo. A veces incluso cambian los gustos y sabores por este problema”.
Entonces, señala que este tipo de terapia busca reactivar las primeras palabras que aprendemos a decir, o sea a pedir alimento, es este significado tan importante que se busca estimular, además de los recuerdos que se tienen con la comida, por ejemplo la comida con la abuela y su sazón, el recordar las recetas, los ingredientes y sus nombres y las acciones, la sesión se vuelve más simbólica o fluida.
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Los efectos terapéuticos de cocinar
“Aquí puedes recordar los nombres y el vocabulario de cada uno de los ingredientes, utensilios y recipientes, describes en una mesa con ingredientes o imágenes los pasos, para que al final se lleve a cabo la receta y a finalizar se dejan ejercicios para hacer con los familiares para practicar lo visto”. Aunado a todo esto se busca una estimulación sensorial al manipular e interactuar con los objetos, usando muchas vías de rehabilitación.
Incluso el uso o generación de recetarios como forma de interacción, por ejemplo, si la persona puede escribir palabras aisladas, puede funcionar como dictado para definir los ingredientes, así como los pasos para elaborar recetas o escribir recetarios.
Otro ejemplo se da en las denominadas terapias de reminiscencia que buscan rescatar lo más posible del deterioro cognitivo recuerdos específicos y vivencias de la cocina desde el pasado hasta el presente, como recetas, ingredientes o asociaciones de vivencias para personas que padecen Alzheimer o Parkinson.
También existe la terapia de deglución, para las personas que no pueden tragar y tienen miedo a comer, la cual va enfocada a reconocer texturas, así como formas en las que puedan deglutir. Esto está realizado como un formato de cata y para ciertos grados, texturas y aguas con agentes espesantes parecidos a la grenetina para que puedan tragar y reconocer lo que hacen.
Retos para esta actividad
Sofía Sánchez nos cuenta alguno de estos retos, tanto para los pacientes, los terapeutas y todo el entorno.
Prejuicios desde la familia: Sánchez dice que a veces los familiares por precaución o educación, influyen en las actividades de los pacientes, pero es en esta necesidad de atender sus inquietudes, como en la independencia y reinserción, se exploran muchos utensilios adaptados para ello, así como consideraciones de seguridad. O incluso que los pacientes puedan elegir el nivel de involucramiento, ya sea pasivamente, dirigiendo o dando consejos; o activo, interviniendo directamente en la preparación.
Poco trabajo interdisciplinario: Se dificulta ya que no todos los profesionales tienen disponibilidad, ni la especialización, ni los pacientes todos los recursos, ni existen espacios destinados para ello, así que los terapeutas se adaptan a la realización de estas terapias en su consultorio o en el domicilio de sus pacientes.
Enfrentarse a un restaurante: Ir a un restaurante puede ser un reto para ellos, por lo que se puede generar planificaciones especializadas para poder pedir de acuerdo a sus posibilidades y habilidades, para que puedan ser entendidos por los meseros o prestadores de servicio. En este caso se puede generar un guión para los pacientes y en ocasiones puede solicitarse a los meseros que se explique el menú.
Emprendimiento: Algunos pacientes elaboran sus platillos, recetas o productos y pueden ir recuperando ciertas recetas, independencias y poder vender sus productos para poder mantenerse a ellos o aportar a la economía familiar.
Lugares y personas donde pueden aplicar terapia con cocina
–Julia Ballesteros, terapeuta especializada en Montessori para Adultos
IG: @nuupmontessori
–Sofía Sánchez López, maestra y terapeuta de lenguaje y estimulación cognitiva.
–Espacios de terapia ocupacional
–Solicitar a los terapeutas individuales como exploración
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