Diversos estudios demuestran el creciente aumento del consumo de productos ultraprocesados en México, en comparación con otros países de Latinoamérica. Asimismo, la evidencia científica reciente, asocia al alto consumo de estos productos con el aumento en el riesgo de muerte en diferentes poblaciones en el mundo.
El procesamiento de los alimentos naturales los hace más apetecibles, los conserva por más tiempo y permite tenerlos disponibles más fácilmente, ya que en su mayoría están listos para su consumo, sin embargo, la adición de ciertos ingredientes en exceso supone un riesgo a la salud.
Los alimentos ultraprocesados son aquellos que han soportado cambios o han pasado por algún grado de procesamiento industrial antes de llegar a nuestra mesa para que los podamos consumir. Se caracterizan por ser altos en calorías, grasas saturadas, azúcares y tener una alta carga de aditivos como conservantes, colorantes, edulcorantes, potenciadores de sabor.
Investigadoras del equipo de salud alimentaria de El Poder del Consumidor publicaron recientemente un artículo en la revista “La Mirada de la Academia” de la Universidad Iberoamericana titulado “Productos ultraprocesados, el peligro de imitar alimentos saludables” que resume los hallazgos científicos más recientes y la evidencia sobre la asociación entre el consumo de los productos ultraprocesados con el aumento de mortalidad y adicción que genera este tipo de productos. Las investigaciones revelan diversas afectaciones a la salud, por ejemplo; en niños consumidores se relacionan con alteraciones de los lípidos en sangre, en adolescentes con riesgo de síndrome metabólico y en adultos con el desarrollo de sobrepeso, obesidad, diabetes y cáncer que consecuentemente derivan en muertes por enfermedades crónico degenerativas asociadas al consumo de estos productos.
De acuerdo con su grado de manipulación así se clasifica el proceso de los alimentos
Mínimamente procesados: Son los que reconocen por facilitar su consumo. Es el caso, por ejemplo, de la fruta seca sin cáscara (nueces, almendras, avellanas…) y de las hortalizas o verduras listas para consumir o preparar (lechuga lavada y cortada en bolsa), sin ingredientes añadidos de ningún tipo.
Sometidos a algún tipo de tratamiento: Los que se han visto afectados por algún proceso tecnológico. Sería el caso de los alimentos congelados o cocidos, como las latas en conserva (de atún u otros pescados), las verduras congeladas, etc.
Muy procesados: Son aptos para el consumo inmediato que tienen que estar sometidos a un alto nivel de procesamiento. Por ejemplo, las galletas, los dulces, las patatas chips, los cereales, los embutidos, etc.
Altamente procesados: Son los que están listos para introducir en el microondas, como es el caso de las pizzas congeladas.
Con ingredientes añadidos: en este caso hablaremos de alimentos que incorporen ciertos elementos que alteren o mejoren sus propiedades con la finalidad de potenciar su sabor o apariencia; por ejemplo, los edulcorantes y los conservantes, muy fáciles de encontrar por ejemplo en las salsas preparadas.