En la opulenta corte de Enrique VIII, donde la pompa y el lujo eran el pan de cada día, nació una combinación que aún perdura en la gastronomía moderna: las fresas con crema. Esta mezcla sencilla pero exquisita de fresas frescas y con el delicioso lácteo, tiene sus raíces en la mente ingeniosa de Thomas Wolsey, una de las figuras más poderosas e intrigantes de la historia Tudor.
Thomas Wolsey, quien se erigió como una figura clave en la corte de Enrique VIII, no era solo el cardenal más influyente y el Lord Canciller de Inglaterra; también fue un pionero culinario. Con un dominio que en ciertos momentos rivalizaba con el del propio rey, Wolsey utilizó su posición para influir en todos los aspectos de la vida cortesana, incluyendo la cocina.
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Dónde surgieron las fresas con crema
En 1514, comenzó la construcción de Hampton Court, un majestuoso palacio a orillas del río Támesis, inicialmente destinado a ser su hogar pero que rápidamente se convirtió en un refugio favorito de Enrique VIII. En este lugar, Wolsey supervisó banquetes espléndidos que debían satisfacer a una corte de más de 1,200 personas. Entre las múltiples maravillas gastronómicas que se servían, una combinación sencilla pero deliciosa destacó: las fresas con crema.
Las cocinas de Hampton Court, las más grandes de la Inglaterra Tudor, debían alimentar a al menos 600 personas dos veces al día. Las fresas, que para entonces comenzaban a cultivarse más comúnmente en Europa, ofrecían una opción accesible y rápida de preparar. Las utilizadas en esos días eran las pequeñas y fragantes fresas silvestres (Fragaria vesca), que habían sido trasladadas de los bosques franceses a los jardines en el siglo XIV. Sin embargo, fue la combinación de estas con la fresa de Virginia y, más tarde, la fresa chilena, lo que nos llevó a la jugosa y más grande fresa de jardín que hoy conocemos.
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Fresas con crema, llegaron para quedarse
Si bien las fresas en sí mismas eran vistas con recelo en la Inglaterra Tudor debido a la creencia de que la fruta cruda podía ser peligrosa, la sabiduría de Wolsey prevaleció. A medida que ganaban popularidad en Europa, la combinación con crema se volvió un símbolo de refinamiento y deleite.
Cuando las fresas finalmente cruzaron el Atlántico, esta tradición perduró. Llegaron a Estados Unidos a fines del siglo XVIII y, para 1825, su cultivo estaba firmemente establecido. En la actualidad, Estados Unidos, México, Turquía y España,son los principales productores a nivel mundial, una fruta que simboliza el renacimiento de la primavera y que se cultiva.
Asimismo, la asociación de las fresas con crema es una tradición británica inquebrantable. Este plato sigue siendo un ícono en el torneo de tenis de Wimbledon, donde miles de porciones se sirven cada año, evocando a los banquetes Tudor.