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Foto: thefoodtech

Ventajas y desventajas del vino en lata y cartón

Federico Ling analiza el aumento del uso de estos materiales

Recientemente hablamos sobre las nuevas tendencias en la industria del vino y platicamos sobre la sustentabilidad de esta. Mucho se ha discutido sobre diversos temas, por ejemplo, los cierres de taparrosca en lugar de los corchos tradicionales (¿es bueno, malo, alta calidad, baja calidad?), inclusive de corchos artificiales o reciclados para generar eficiencias, dado que el corcho (al ser un producto natural) se encuentra en peligro de acabarse. Platicamos también sobre la forma de las botellas y lo que significa esto, pero no entramos en detalle sobre el empaquetado del vino. Veamos.

Cuando pensamos en vino, casi siempre (por no decir siempre) pensamos en botellas de vidrio con su forma tradicional (que las hay de varios tipos, de hecho) pero todas ellas de vidrio; y por lo regular, vidrio opaco para proteger al vino de la luz (que no le hace bien, recordemos que el vino requiere ambientes oscuros, húmedos y sin vibraciones para su mejor almacenamiento). En ese sentido, recuerdo la primera vez que fui al supermercado y me topé con envases de cartón (estilo Tetrapak) donde se vendía vino (principalmente de Estados Unidos o de Australia). Creo que no necesito referir que tradicionalmente este vino gozaba de pésima reputación como un vino de muy baja calidad. Podríamos decir lo mismo de las latas de aluminio. Claro, si fuera un refresco tendría todo el sentido del mundo que fuese así, pero no un vino. ¿Quién tomaría y asociaría un Pinot Noir enlatado con vinos de alta gama? Creo que nadie. Pero analicemos los hechos.

La realidad nos dice que además del corcho, el vidrio se encuentra en peligro dado que los materiales para su fabricación son cada vez más escasos. También podríamos afirmar que el manejo y transportación de botellas de vidrio resulta cada vez más complicado por el peso (el vidrio es el más pesado de todos los empaques) y muchas veces el costo de llevarlo de un país a otro se da por peso y no por volumen. El almacenamiento de este también resulta complejo y su vulnerabilidad debe ser tratada con cuidado al momento de apilar cajas de vino sobre otras para que no se rompan.

Foto: vinetur.com

El vino en latas de aluminio y/o en empaques de cartón resulta mucho más barato de mover y mucho más fácil de almacenar. Algunas ventajas de las latas de aluminio es que es un material reciclable, que además puede proteger al vino totalmente contra la filtración de aire (o el llamado proceso de micro-oxigenación que se da a través del corcho). En ese sentido el vino puede almacenarse mucho más fácilmente y puede durar más tiempo sin oxidarse. Por su parte, el cartón puede almacenar cantidades mucho más grandes (por ejemplo, tres litros de vino sería una medida estándar) y su almacenamiento y transportación puede también ser más sencilla. En algunos casos la caja de cartón tiene una bolsa de plástico interior que almacena el vino y en otros, el cartón tendrá un recubrimiento especial para que pueda mantenerse. Sin embargo, debemos saber que el vino en cartón tiende a durar menos en su almacenamiento, dado que puede ser que haya filtración de oxígeno y el vino pueda oxidarse.

Dicho lo anterior, ambos materiales y formas de empaquetado son cada vez más comunes para reducir el impacto ambiental del vino y reducir costos. Pero la pregunta que tendríamos que hacernos es si las personas están preparadas para asumir lo anterior y comprar vino en estos empaques. El tema de fondo es que la gente asocia la calidad del vino con su empaque y esto no es necesariamente verdad. El empaquetado del vino no determina la calidad. Hay vinos en botella que tienen una calidad muy baja. Y como punto final recordemos que más del 95% de los vinos del mundo no deben guardarse por años (no todo el vino mejora con la edad – mito genial) y la mayoría de los vinos, en general, deben consumirse jóvenes, por lo que las latas de aluminio y los empaques de cartón tienen posibilidades de crecer en el mercado (quizá no restaurantes de lujo, pero pensemos en clubes de playa, en picnics, en “foodtrucks” o lugares de comida rápida, etc.).

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