Fernando González | El Sol de La Laguna
El pan de muerto es una de los atractivos gastronómicos más importantes del país y se elabora durante la celebración del Día de Muertos. Seguro te has preguntado desde cuándo se ha elaborado el pan de muerto, su origen y significado. En este artículo te lo explica.
Según la maestra en antropología del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Erika María Méndez Martínez, hay dos versiones sobre el motivo por el que se creó el pan de muerto.
La que tiene más sustento, al ser descrita por reconocidos cronistas como Fray Diego de Durán y Fray Bernardino de Sahagún, asegura que desde antes de la llegada de los españoles, en un ritual a la diosa Cihuapipiltin, dedicado a mujeres que morían en su primer parto, se preparaba un “pan” de amaranto y maíz seco y tostado que se presentaba como ofrenda.
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Este pan, conocido como “mariposa” o “papalotlaxcalli”, más que un pan era una especie de tortilla con la que se formaba la imagen de un Dios y tenía miel de maguey en su exterior, por lo que era dulce y esto sirvió de inspiración a los europeos, cuando llegaron al “Nuevo Mundo”, para la creación de un pan para esta ocasión.
Otra de las versiones históricas, y que comparte en su blog la Universidad del Valle de México (UVM), señala que en Mesoamérica eran comunes los sacrificios humanos. En el ritual para Huehuetéotl (Dios del fuego y centro del universo) se extraía el corazón y se colocaba en un recipiente de amaranto.
Sin embargo, al considerar demasiado violento ese ritual, los españoles decidieron, en su proceso de colonización y conquista cultural, sustituirlo por un pan de trigo cubierto con azúcar roja que representaba muy bien la sangre, esto para representar el corazón de las doncellas.
Pese a que la historia del pan de muerto podría entonces remontarse hasta el siglo XVI, no es sino hasta el XX cuando se encuentra por primera vez en un recetario de cocina, en el compendio Repostería Selecta de Josefina Vázquez de León, publicado en 1938.
El sabor y la forma del pan de muerto
El pan de muerto tradicional tiene forma de boyo, es decir, redondo, además tiene cuatro tiras que son una imitación de huesos o lágrimas derramadas por los que ya no están. En tanto, el círculo al centro del pan simboliza el cráneo del difunto.
Los cuatro espacios “triangulares” que se forman de las tiras representarían a los dioses Quetzalcóatl, Tláloc, Xipe Totec y Tezcatlipoca, además de los puntos cardinales: oeste, sur, este y norte, respectivamente.
No obstante, cabe señalar que, siguiendo a la UVM, hay más de 400 tipos de pan de muerto en todo el país, pues en cada estado o región se representa a la muerte de diferente manera, por lo que hay desde patos, conejos, deidades, figuras humanas u otras formas de ofrendas.
El sabor particular del pan de muerto se debe a una masa que está aromatizada con diferentes ingredientes, el anís, jugo o ralladura de naranja, pero lo que le da su toque especial es el agua de azahar. Mas, en la actualidad el pan de muerto ha sufrido más y más transformaciones, por lo que ya hasta lo venden relleno con chocolate, crema de avellanas, vainilla, etcétera. Asimismo, hay versiones saladas del mismo.
Si bien no se puede precisar del todo el origen del pan de muerto y su sabor tradicional se ve modificado por tendencias culinarias contemporáneas, la catedrática Erika Méndez de la UNAM subraya que su importancia prevalece y por eso es indispensable su presencia sobre todo el 01 y 02 de noviembre, Día de los Santos Inocentes y Día de Muertos.
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