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Historia y receta tradicional de los buñuelos de viento

Conoce el origen de uno de los postres tradicionales de Semana Santa

Erika Reyes | El Sol de Puebla

Los buñuelos son un postre de gran tradición alrededor del mundo que a todos encanta. De acuerdo a la costumbre de cada país y región, obtienen diferente forma y hasta pueden llevar relleno.

En Cataluña, España, los buñuelos de viento son una tradición como merienda o para acompañar el café después de comer. Principalmente se consumen en los cuarenta días de preparación de la Pascua y en Semana Santa. Por esta razón, también son conocidos como buñuelos de Cuaresma.

La forma de los buñuelos de viento es hinchada, como de una esfera y su textura es compacta. Pueden ser rellenos dulces de crema, nata, chocolate, etc. Una sus características es el ligero gusto a anís o moscatel. Se rebozan en azúcar o se sirven enmelados.

Foto: Creative Commons

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Un poco de historia

Se dice que los buñuelos son una de las recetas más antiguas de la cocina mediterránea. Fueron descritos por el político y escritor romano, Catón el Viejo, como bolas que se fríen y se untan de miel para servirlos, un placer para el paladar.

Después de la romana, la sociedad morisca fue la primera en consumir buñuelos. Era gente de medios humildes que habitaba los territorios del sur de la península ibérica y ocupaban puestos de trabajo de baja categoría. Así se volvieron vendedores ambulantes de este bocado.

Tras la expulsión morisca de España, a principios del siglo XVII, esta especialidad fue adoptada por los gitanos quienes la perpetuaron hasta la actualidad. De ahí que en España, los buñuelos sean un postre típico en muchas comunidades autónomas y cada una de ellas incorpore sus ingredientes y su propia tradición.

No te quedes con el antojo, anímate a elaborarlos para compartir.

Foto: Creative Commons

Buñuelos de viento

Ingredientes 

  • 300 ml de leche
  • 50 g de mantequilla
  • 1 pellizco de anís en grano
  • 2 cucharadas de moscatel o vino dulce
  • Ralladura de una naranja
  • 150 g de harina de trigo
  • 750 ml de aceite para freír
  • 2 huevos
  • Canela en polvo
  • Azúcar
  • Sal

Preparación

  1. Calentar en una cacerola la leche, la mantequilla, dos cucharadas de azúcar, el anís, el vino dulce, la ralladura de naranja y una pizca de sal
  2. Retirar del fuego cuando comienza a hervir para agregar la harina y revolver enérgicamente con una cuchara de madera hasta que la mezcla se separe de las paredes y quede algo compacta
  3. A continuación, añadir un huevo y remover hasta que esté totalmente integrada la mezcla
  4. Agregar poco a poco el otro huevo y revolver. Debe quedar una consistencia como crema, aunque algo más líquida
  5. Calentar el aceite en una olla profunda y cuando esté listo comenzar a soltar las bolas de masa. Las puedes formar con cuchara o una manga pastelera. Deben ser lo más redondas que se pueda y pequeñas, como del tamaño de una nuez porque se inflan al freírse
  6. Para freír las bolas, se debe bajar el fuego para que no se quemen. Los buñuelos se tienen que hacer por dentro sin quemarse por fuera
  7. Las bolas se inflarán y subirá a la superficie de la olla, se le van dando vuelta
  8. Cuando estén listos, sácalos y ponlos en papel para que absorba el aceite
  9. Mezcla azúcar al gusto con la canela en polvo y antes de que se enfríen por completo, reboza los buñuelos, ¡listo! 

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