Por Brenda Vega
Después de una enfermedad que ha azotado en los últimos meses a la humanidad las tendencias de alimentación saludable son lo que más buscamos para mantenernos sanos y fuertes.
¿Has escuchado hablar de los alimentos funcionales?
Como su nombre lo dice, son todos aquellos que al momento de ser elaborados se les añaden componentes biológicamente activos que cumplen una función específica y contribuyen a mejorar la salud.
Por ejemplo, la leche con calcio y vitamina D o con ácidos omega-3, así como cereales o atunes enriquecidos con vitaminas y minerales.
De igual manera pueden ser todos aquellos que por naturaleza contienen vitaminas, minerales, fibra, antioxidantes, ácidos grasos esenciales, fitoesteroles, entre ellos, alimentos probióticos y prebióticos como el yogur natural, la combucha, las frutas y las verduras.
En voz de los especialistas
En un texto publicado en 2020 en la revista Salud Pública y Nutrición, las especialistas Alicia Alvídrez-Morales, Blanca Edelia González-Martínez, Zacarias Jiménez-Salas de la Facultad de Salud Pública y Nutrición. Universidad Autónoma de Nuevo León, México, dicen que: El término alimento funcional fue propuesto por primera vez en Japón en la década de los años 80 con la publicación de la reglamentación para los “Alimentos para uso específico de salud” (Foods for specified health use o FOSHU) y que se refiere a aquellos alimentos procesados los cuales contienen ingredientes que desempeñan una función específica en las funciones fisiológicas del organismo humano, más allá de su contenido nutrimental.
Estas son sus características:
Deben presentarse en forma de alimentos de consumo cotidiano.
Su consumo no produce efectos nocivos.
Cuenta con propiedades nutritivas y beneficiosas para el organismo.
Disminuye y/o previene el riesgo de contraer enfermedades, además de mejorar el estado de salud del individuo.
Deben poder demostrarse sus efectos beneficiosos dentro de las cantidades que normalmente se consumen en la dieta.
Los efectos de un alimento funcional se observan cuando el alimento se consume de forma habitual dentro de una dieta equilibrada.
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