En la rutina diaria de lavar los trastes, la mayoría han elegido el método de remojar la esponja en agua con jabón. Sin embargo, expertos en limpieza y microbiología advierten que este enfoque podría estar propagando más gérmenes de lo que imaginamos.
Es decir, si tienes un recipiente con agua, al cual le echas jabón para diluirlo y así lavar los trastes, seguro lo estás haciendo mal. Piensa un momento, cada vez que remojas la esponja en esa misma preparación, la contaminas. Llevas residuos de comida y fluidos continuamente, los dejas remojando incluso días, así que ¿realmente los estás lavando?
La organización Cleaning is Caring destaca que el jabón líquido tiene una fórmula precisa diseñada para eliminar eficazmente la suciedad y combatir bacterias y virus. Pero al diluirlo con exceso de agua altera esa fórmula, lo que reduce su eficacia. Por otro lado, la preocupación va más allá, debido a que los jabones líquidos contienen conservadores que evitan la proliferación de bacterias en el empaque. Al agregar agua del grifo, podrías introducir bacterias, disminuir la eficacia de los conservadores y permitir que las bacterias se multipliquen en el jabón. Estudios indican que esto podría aumentar la presencia de cuerpos dañinos en tus trastes.
Cómo lavarlos correctamente
Según The American Cleaning Institute, el proceso de lavado también influye. Raspar los platos para eliminar restos de comida, remojar antes de lavar y seguir un orden específico son prácticas recomendadas. Además, el enjuague con agua limpia es esencial para eliminar espuma y residuos.
Asimismo, se destaca la importancia de seguir un orden específico durante el lavado. Este orden generalmente comienza con los elementos menos sucios, como vasos, tazas y cubiertos, antes de pasar a los platos y tazones, y finalmente abordar los utensilios de cocina, ollas y sartenes. Este enfoque secuencial maximiza la eficiencia al minimizar la contaminación cruzada y garantizar una limpieza exhaustiva de cada artículo.
Primordialmente, evita diluir el jabón en un recipiente con agua. Es mejor ponerle jabón a la esponja cada que lavas algún utensilio y al enjuagarlo, también haz lo mismo con la esponja. Esto, combinado con los pasos anteriores será mucho más sencillo porque no evitarás quitar los restos de comida con el objeto que estás limpiándolos.
Para aquellos que cuentan con un fregadero doble, se sugiere utilizar una tarja para enjuagar los platos lavados; este espacio dedicado para este paso crucial. Además, se recomienda utilizar una rejilla para secar los utensilios y permitir que el agua se escurra de manera efectiva, para así evitar la acumulación de humedad que podría propiciar la proliferación de bacterias.
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Lo que no puedes ver pero te puede enfermar
En lo que concierne a los organismos que no se pueden ver a simple vista, BBC Mundo informa sobre un estudio en Alemania que secuenció el ADN de microorganismos en esponjas de cocina, ahí se encontraron bacterias como Moraxella osloensis, responsable de infecciones en personas con sistemas inmunológicos débiles. El profesor Philip Tierno, experto en microbiología, advierte que lavar mal las esponjas simplemente cubre los platos con una “capa de gérmenes”.
La solución propuesta por Tierno es una mezcla de nueve partes de agua y una parte de cloro. Se sugiere verter la mezcla sobre la esponja y dejarla sumergida entre 10 y 30 segundos. La recomendación es usar guantes y tener la mezcla lista para limpiar la esponja después de cada uso.
La relación directa entre la higiene de los utensilios de cocina y la salud humana se vuelve evidente en este contexto. No se trata solo de mantener una apariencia limpia, sino de salvaguardar la salud de quienes consumen alimentos preparados en utensilios potencialmente contaminados. Además, este hallazgo refuerza la necesidad de utilizar las herramientas adecuadas para el lavado de trastes. La elección de esponjas de calidad y la implementación de métodos de limpieza que minimicen la acumulación de gérmenes son fundamentales.
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