Aderezo

Con la tecnología de Google Traductor

Inicio » Tendencias » Todo sobre lo que siempre quisiste saber sobre el vino que se toma en el Vaticano

Creative Commons I Vinos de Francia

Todo sobre lo que siempre quisiste saber sobre el vino que se toma en el Vaticano

Entre castillos franceses, viñas romanas y botellas sagradas: el curioso mundo de los vinos pontificios

Por más que la Biblia diga que el agua se convirtió en vino, lo que no cuenta es que siglos después, el vino se volvió símbolo de poder, espiritualidad… ¡y hasta branding papal! Sí, aunque suene a exageración, los papas no solo bendicen el vino durante la misa, también lo producen, lo seleccionan y, en más de un caso, han dado nombre y gloria a viñedos de renombre mundial. ¿Qué tan cerca está el Vaticano de tener su propia etiqueta de sommelier? Bastante. Vamos a descorchar esta historia.

Aunque muchos asocian al Papa con rosarios, túnicas blancas y bulas apostólicas, hay una historia que lo vincula directamente con un vino de prestigio: el Châteauneuf-du-Pape. Este no se produce en Roma ni se guarda en criptas vaticanas, sino en el sur de Francia, en una pequeña pero poderosa denominación vinícola que lleva en su nombre el sello papal: “el castillo nuevo del Papa”.

Estamos en Facebook, súmate a nuestra comunidad porque si se come, se cuenta. Aquí te damos el chisme gastronómico completo: tendencias, lugares, personas y platillos.

Châteauneuf-du-Pape es mucho más que un vino con nombre fancy. Es una Appellation d’Origine Contrôlée (AOC) ubicada en el corazón del valle del Ródano, entre Avignon y Orange. Allí, entre piedras redondeadas por el Ródano, crecen más de 3,200 hectáreas de viñas que producen anualmente más de 110 mil hectolitros de vino, la mayoría tintos potentes, terrosos y con alma de campo provenzal.

Cuál es el origen del vino que toman los papas

Durante el siglo XIV, los Papas trasladaron su sede a Avignon (sí, hubo un tiempo en que no vivían en Roma), y fue entonces que impulsaron el cultivo de la vid en esta zona. Como buenos anfitriones, los pontífices querían vinos dignos de sus banquetes y ritos. Así nació una de las regiones vinícolas más emblemáticas de Francia… ¡por capricho divino!

Te puede interesar:

Foto. Canva.

¿Y a qué sabe un vino con pasado papal?

Degustar un Châteauneuf-du-Pape es como leer una encíclica con los cinco sentidos. En sus versiones tintas —las más comunes— predomina la uva Garnacha (Grenache), a veces con toques de Mourvèdre o Syrah, lo que le aporta color, especias, estructura y esa sensación de fruta madura casi mermeladosa. En boca puede recordar a ciruelas, cuero, regaliz y esas hierbas que crecen bajo el sol mediterráneo; romero, tomillo, lavanda. En francés, ese bouquet se conoce como garrigue.

Los blancos, más escasos, son joyas escondidas: apenas un 5% de la producción total. Elaborados con variedades como Roussanne, Clairette o Bourboulenc, van del perfil mineral al untuoso, con notas de hinojo, melocotón y hasta cáscara de naranja.

Uno de los estandartes de la zona es el Château de Beaucastel, que sigue utilizando las trece variedades permitidas y envejece sus vinos para que duren décadas. Otra casa ilustre es Domaine du Vieux Télégraphe, cuyas vides crecen sobre un suelo de piedras redondeadas que reflejan el sol como espejos celestiales.

¿Un vino en el Vaticano? Sí, pero no el que crees

Ahora bien, si pensabas que el Vaticano tenía su propio viñedo secreto bajo la Capilla Sixtina, estás cerca… pero no tanto. Desde 2001, la bodega riojana Heras Cordón, ubicada en Fuenmayor (La Rioja, España), se convirtió en proveedor oficial de vino para la Santa Sede. Esta distinción fue otorgada durante el pontificado de Juan Pablo II y se ha mantenido bajo Benedicto XVI y recién con el Papa Francisco.

Este vino, de producción limitada y destinada exclusivamente al consumo interno del Vaticano, no se comercializa. Cada botella se envía directamente a Roma, donde forma parte de las recepciones diplomáticas, celebraciones religiosas y cenas privadas del pontífice.

¿El sabor? Heras Cordón elabora vinos con alma riojana, criados en barrica y con predominio de uva tempranillo, que bien podrían acompañar desde una misa hasta un almuerzo con embajadores.

Foto. Canva.

Castel Gandolfo: el viñedo privado del Papa Francisco

Pero el Vaticano no se queda solo con lo importado. En Castel Gandolfo, la residencia veraniega del Papa, hay vides propias. Ahí, bajo la mirada del enólogo Riccardo Cotarella, se cultiva Cabernet Sauvignon en terrenos que antiguamente solo servían como jardines papales. El objetivo no es comercial, sino simbólico y ceremonial, el vino resultante está reservado exclusivamente para el consumo del Santo Padre y sus invitados más cercanos.

Esta recuperación vinícola es también una apuesta por lo sustentable y lo local. Castel Gandolfo, además de viñedos, alberga olivos y huertos. En otras palabras, el Papa tiene su propia granja de productos orgánicos. ¿Quién necesita supermercados cuando puedes tener tu propia agrotienda celestial?

¿Se puede visitar este paraíso vinícola?

Si no eres cardenal ni embajador, hay una opción más terrenal, viajar a Châteauneuf-du-Pape. Allí, en la tienda Vinadea Maison des Vins, se puede probar y comprar una selección amplísima de etiquetas de la región. No es un “toma lo que quieras”, pero sí un buen punto de partida para organizar visitas a bodegas o pedir envíos internacionales.

Algunas de las casas que vale la pena conocer incluyen Château Fortia, pionero en definir el sistema de denominaciones francés; Domaine du Pegau, con raíces que se remontan a 1733; y Château Rayas, joya minimalista del vino artesanal.

Entonces, ¿el Papa tiene un vino? La respuesta es sí… ¡y más de uno! Desde las tierras riojanas de Heras Cordón hasta los suelos papales de Castel Gandolfo, pasando por la legendaria región de Châteauneuf-du-Pape, el vino y el papado llevan siglos entrelazados en una relación que mezcla teología, historia y terroir.

View this post on Instagram

A post shared by Aderezo.mx 🍴 (@aderezo_oem)