Por increíble que parezca, no fue una guerra ni una plaga bíblica lo que desató la última crisis alimentaria mundial. Fue un TikTok. Sí, un inocente (o no tanto) video de menos de un minuto mostrando cómo una cuchara se hunde sensualmente en una barra de chocolate rellena de crema verde y crujientes hebras doradas. Así comenzó la fiebre por el llamado chocolate de Dubái, una delicia tan apetecible que terminó arrasando con los suministros globales del pistache.
El producto en cuestión —una creación del chocolatero boutique emiratí Fix Desert Chocolatier— fue lanzado sin mucho alboroto en 2021. La barra, que combina chocolate con leche, pasta de pistache y trozos de kunafa (un tipo de masa árabe triturada), fue bien recibida localmente. Pero todo cambió en diciembre de 2023, cuando un video viral en TikTok acumuló más de 120 millones de vistas, catapultando la golosina a la fama mundial. Lo que siguió fue una estampida digital y física por conseguir una probada del fenómeno dulce.
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La locura del pistache
Detrás del chocolate hay un ingrediente que lo cambia todo, el pistache. No es un fruto seco cualquiera; su sabor, textura y versatilidad lo convierten en un tesoro codiciado, especialmente en repostería gourmet. Cuando millones de consumidores en Europa, Asia y Medio Oriente comenzaron a exigir barras de Dubai Chocolate, los chocolateros se lanzaron a comprar toneladas del oro verde.
Según Giles Hacking, de la comercializadora CG Hacking, el mercado del pistache se encuentra “prácticamente agotado”. En declaraciones al Financial Times, el especialista explicó que la repentina explosión de demanda tomó por sorpresa a los productores y distribuidores. El precio de este fruto seco se disparó de 7.65 dólares por libra en 2023 a 10.30 dólares en abril de 2025, un salto del 34% en menos de un año.
“Cuando llega el chocolate de Dubái y los chocolateros compran todos los granos que consiguen… eso deja al resto del mundo con escasez”, remató Hacking, describiendo un escenario que bien podría figurar en una tragicomedia económica.
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Los antecedentes de esta crisis y su impacto
El problema no surgió de la nada. La oferta de pistaches ya estaba tambaleando debido a una cosecha decepcionante en Estados Unidos, el principal productor mundial. De acuerdo con el Comité Administrativo de Pistaches, el suministro en California se redujo un 20% entre febrero de 2024 y febrero de 2025. Para agravar la situación, la cosecha fue de una calidad tan elevada que muchos granos se reservaron para venta directa, dejando menos subproductos —como la pasta y mantequilla de pistache— disponibles para la industria alimentaria.
Esto generó un cuello de botella perfecto, alta demanda por un producto viral, baja oferta de insumos y un mercado incapaz de reaccionar con la velocidad necesaria.
Mientras tanto, Irán, el segundo mayor exportador global, también sintió el temblor. Las exportaciones de pistache desde este país hacia los Emiratos Árabes Unidos se incrementaron un 40% entre septiembre de 2024 y marzo de 2025, según la oficina de aduanas iraní. Esto no sólo refleja la voracidad del nuevo mercado, sino también un giro radical respecto a 2023, cuando el mundo nadaba en pistaches y los precios estaban por los suelos.
El cambio fue tan abrupto que afectó incluso a la tradición repostera de Turquía, donde la producción de baklava —uno de sus dulces más emblemáticos— se ha visto comprometida. Los pasteleros locales reportan dificultades para conseguir pistaches de calidad, lo que ha derivado en menor oferta y precios más altos. En respuesta, el gobierno turco ha iniciado esfuerzos de importación desde Siria, tratando de contener la escalada inflacionaria en el mercado local de dulces.


El efecto dominó de un dulce viral
El caso del chocolate de Dubái no es sólo una anécdota divertida para contar en cenas con amigos. Es una ilustración brutal del efecto mariposa en la economía moderna: un producto local se vuelve viral en redes sociales, se convierte en objeto de deseo global y colapsa un eslabón entero de la cadena alimentaria.
Charles Jandreau, del Prestat Group, admitió que nadie en la industria estaba preparado para un crecimiento tan repentino en la demanda de kataifi, mientras que Johannes Läderach, CEO de la firma suiza Läderach, dijo que su producción ha sido “abrumada” por el furor que desató la tableta emiratí.
Incluso marcas establecidas como Lindt han aprovechado la ola. En el Reino Unido, venden versiones del chocolate a 10 libras por 145 gramos —más del doble de sus otros productos— e incluso lanzaron huevos de Pascua rellenos de pistache. Algunas tiendas británicas han llegado al punto de limitar el número de barras que cada cliente puede comprar para evitar acaparamiento.
Qué sigue… ¿el mundo se quedará sin este producto?
Aunque parezca exagerado, esta escasez tiene consecuencias reales, la subida de precios en repostería, las tensiones en la industria de snacks, los problemas para los exportadores tradicionales y, por supuesto, una creciente presión sobre los agricultores para aumentar la producción de pistache lo antes posible.
Este episodio también plantea una reflexión más profunda sobre el poder de las redes sociales para alterar el equilibrio económico global, incluso desde un video de cocina. Lo que comienza como una tendencia puede terminar como un trastorno estructural en industrias enteras.