Ir a la alberca de vacaciones, por deporte o por simple pasatiempo es muy común, pero ¿sabías que beber en exceso de esa agua puede traer problemas?
Según el CDC del Gobierno de los Estados Unidos, las piscinas suelen estar tratadas con cloro y otros desinfectantes (como bromo o sales especiales) para eliminar bacterias y algas. Aunque estos productos son seguros para el contacto con la piel y mucosas en concentraciones adecuadas, ingerirlos en cantidad puede irritar el estómago o causar malestar gastrointestinal.
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Puedes contraer enfermedades relacionadas con la natación y la recreación en el agua si tragas o entra en contacto con agua contaminada por microbios, así como si inhala gotitas de esa agua. También puedes contraer esas enfermedades si tiene contacto con sustancias químicas que estén en el agua o las inhala cuando se evaporan del agua y se convierten en gas en el aire.
“Las enfermedades más comunes relacionadas con la natación y la recreación en el agua son diarrea, sarpullidos, oído de nadador, neumonía o enfermedad similar a la influenza (gripe) e irritación de los ojos o del aparato respiratorio”, afirma el CDC.
Factores de riesgo
Los niños, las mujeres embarazadas y las personas con el sistema inmunitario debilitado tienen un riesgo mayor de contraer enfermedades relacionadas con la natación y la recreación en el agua.
Las aguas recreativas pueden estar contaminadas por cripto (Cryptosporidium), lo que puede causar síntomas que ponen en peligro la vida de las personas con el sistema inmunitario debilitado. Las personas con el sistema inmunitario debilitado deben consultar a su proveedor de atención médica antes de participar en actividades recreativas en el agua, como la natación.
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Cómo prevenir


Las piscinas, los jacuzzis o bañeras de hidromasaje y las áreas de juegos con agua que tengan niveles adecuados de cloro o bromo y pH tienen menos probabilidades de propagar microbios, por otro lado, las lesiones y los ahogamientos son menos probables cuando se cuenta con personal capacitado y equipo de seguridad adecuado. Por eso aquí te decimos algunas recomendaciones a tener en cuenta:
–Revisate: No entres al agua si tienes diarrea. Si te han diagnosticado una infección por Cryptosporidium, no vuelvas a meterse al agua hasta 2 semanas después de que la diarrea haya pasado por completo. Quédate fuera del agua si tienes un corte o una herida abierta (especialmente si se debe a una operación o perforación). Si entras al agua, usa una curita o venda a prueba de agua que te cubra el corte o la herida por completo.
–Antes de entrar al agua: investiga los resultados de las inspecciones más recientes del lugar. Lávate las manos durante 20 segundos antes de comer, especialmente si has estado jugando en la arena o la has tocado. Si no hay agua ni jabón disponibles, usa un desinfectante de manos que contenga al menos un 60 % de alcohol. Es posible que el desinfectante de manos no sea tan eficaz cuando las manos están visiblemente sucias o grasosas; quitate la arena de las manos antes de usarlo, podría ser útil.
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–Dúchate antes de meterte al agua: Enjuagarse en la ducha por tan solo 1 minuto elimina la mayor parte de la suciedad o cualquier otra cosa que tenga en su cuerpo que consume el cloro o el bromo necesarios para matar o inactivar a los microbios.
-Observa la alberca: Asegúrate de que el desagüe que se encuentra en el fondo de la parte más profunda esté visible. Verifica que las tapas de desagüe se vean fijas y en buenas condiciones. No entres al agua si ves tuberías que drenan en el agua o cerca de ella. Asegúrate de que no haya productos químicos a plena vista. El agua turbia puede ser una advertencia de que allí hay más microbios de lo normal.
–Fíjate en el salvavidas: Ponte un chaleco salvavidas que se ajuste bien a tu cuerpo, si el personal de cuidado y seguridad está trabajando, éste debe concentrarse en los nadadores y no distraerse. Si no hay un salvavidas trabajando, encuentra dónde está el equipo de seguridad, como un flotador o una barra de rescate.


-Pon atención a los niños en todo momento: Los niños pueden ahogarse silenciosamente en cuestión de segundos. Lleva a los niños al baño o revisa los pañales cada hora. Cambia sus pañales en áreas alejadas del agua para evitar que entren microbios al agua.
-Una vez que hayas entrado al agua, no ni tragues directamente el agua pues puede tener orines.
-Sécate bien los oídos después de nadar o jugar en el agua.
Dato curioso: El olor característico de las piscinas no proviene del cloro puro, sino de cloraminas, compuestos que se forman cuando el cloro reacciona con sustancias orgánicas como el sudor, la orina, piel muerta y otros desechos orgánicos. No solo producen ese olor penetrante, sino que también pueden irritar los ojos, la piel y las vías respiratorias.
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