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Por qué seguir usando metates y molcajetes

Resisten en las cocinas mexicanas por su indiscutible utilidad y evidentes beneficios

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Por Mónica Vargas

La palabra metate proviene del náhuatl metlatl que significa “muela”, de acuerdo con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). Se trata de una superficie rectangular tallada en roca volcánica por lo regular con soportes de piedra; el cual es complementado con un metlapil, una piedra alargada con la que se frota la base.

El metate fue un importante instrumento de molienda que surgió a finales del Protoneolítico (5000 – 2500 a. C.), momento histórico en el que la agricultura inició su espléndido proceso de sedentarismo a partir de la domesticación de plantas.

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Las investigaciones alrededor de la herramienta permiten deducir que su uso promovió el incremento del consumo de semillas entre los grupos que antes se consideraban solo recolectores. De hecho, el tamaño de los metates se incrementó de manera paralela al aumento en el tamaño de la mazorca de maíz.

El metate ha persistido con el paso de los años por su capacidad de moler casi cualquier cosa a la que se enfrente. Sin embargo, cuando se trataba de triturar alimentos con alto contenido de agua, surgió la necesidad de crear un recipiente cóncavo que la conservara. Es así como nació el molcajete.

Según el INAH, el término molcajete procede de las palabras náhuatl: mollicaxtli y temolcaxitl, que significa cajete para la salsa o cajete de piedra para el mole. A diferencia del metate, este instrumento se utiliza para martajar alimentos con la ayuda de un temolote (piedra que sirve como martillo para triturar los alimentos en el hueco del molcajete).

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¿Por qué seguirlos utilizando?

1.- Porque la piedra volcánica, como su nombre lo anuncia, es el resultado del enfriamiento de la lava de los volcanes. Al considerarse un material primario, tiene la ventaja de no desprender ningún tipo de sustancia cuando se utiliza. Por esa razón, mantiene intacto el sabor de los alimentos con los que tiene contacto.

No es arbitrario que las salsas de molcajete sean más ricas, se trata más bien de un sabor completamente natural.

2.- Porque a diferencia de una licuadora o un procesador de alimentos, los molcajetes y metates no se descompondrá, a menos que los rompas.

Se estima que la vida útil de una licuadora va de cinco a diez años, mientras que los instrumentos de molienda prehispánicos podrían durar más de tres generaciones familiares como nuevos.

3.- Porque la basura electrónica de los nuevos sistemas de molienda es responsable de graves impactos al medio ambiente y de poner en riesgo la salud humana. Por otro lado, todo tipo de electrodomésticos contribuye considerablemente al aumento del calentamiento global. Al tratarse de un material nativo, la piedra volcánica no contamina de ninguna manera, es 100% “ecofriendly”. Además, te permite ahorrar en tu pago de luz.

4.- Porque con su uso, conservas y fomentas la tradición gastronómica de México de forma real, ya que el molcajete y metate permiten obtener comidas artesanales que conservan su sabor y temperatura. Incluso resulta útil para presentar platillos como moles o mermeladas, ¡sin mencionar el ejercicio de brazo y muñeca que implica!

En Tlaxcala, estos dos utensilios se pueden encontrar fácilmente en los mercados municipales, en ferias y casas de artesanías. No afecta el lugar donde se consigan, lo importante es utilizarlos.

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