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Fotos. Jesús Gutiérrez.

Irapuato y su Fresa de Oro, un homenaje para el corazón fresero de México

Esta escultura recién llegó al Museo de la Fresa y representa las raíces de la región

Para algunos, Irapuato es solo una ciudad más en el mapa de México. Pero para quienes la conocen bien, saben que es el reino de las fresas, y ahora tiene una nueva joya, la imponente escultura de la Fresa de Oro. No es solo una fresa dorada para presumir, sino una obra hecha por manos locales en el Rancho La Cumbre, hogar del Museo de la Fresa, sin la intervención de ningún escultor o artista famoso, pero con todo el amor y el orgullo de sus habitantes.

Fidel Ramírez Guerra, fundador del museo, tuvo una epifanía que cambió todo: “Yo no tenía un motivo para sentirme orgulloso de Irapuato hasta que me di cuenta de lo que teníamos… ¡la fresa! Quise hacer algo especial y decidí que esta obra, la Fresa de Oro, debía nacer desde el talento local”. Y vaya que cumplió. Esta escultura es una oda al fruto que define la región y también a la comunidad que lo cultiva y lo transforma.

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Escultura que representa las raíces de Irapuato

La Fresa de Oro no solo es una obra representativa, sino también un símbolo de comunidad. Desde el albañil aprendiz que construyó la base, hasta el productor Valentín Miranda Mena, quien confesó que no sabía nada de moldeado, pero cuyo amor por las fresas fue su mejor guía. Con apoyo y paciencia, Valentín logró dar forma a esta escultura, que hoy recibe a visitantes y se ha convertido en un orgullo irapuatense.

Esta obra fue posible sin ayuda de artistas externos; Ramírez Guerra reunió a un equipo de artesanos locales, quienes, a través de una colaboración de alma y esfuerzo, dieron vida a esta monumental fresa. “Dije, ¡Vamos a hacer la cabrona fresa de oro!”, declaró Ramírez Guerra. “¿Y quién mejor para moldearla que alguien que nació entre los surcos?”

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Historia con sabor a fresa y a comunidad

La Fresa de Oro también tiene una historia curiosa. Alejandra Ramblas Vidal, cofundadora del recinto, cuenta cómo el certamen que dio nombre a la escultura, La Fresa de Oro, surgió de un incidente fortuito. Un productor de fresa fue multado en Ciudad de México y, en un giro inesperado, terminó generando un movimiento de freseros que dio origen al “Mercado de la Fresa”. Fidel Ramírez Guerra, periodista y organizador, aprovechó la ocasión para dar forma a un evento que celebra a Irapuato y su comunidad fresera.

Actualmente el Museo de la Fresa en Rancho La Cumbre es un centro turístico, uno de los 36 Territorios de Aprendizaje de Guanajuato, recibiendo a estudiantes y familias que desean conocer más sobre la famosa fruta. Además, el museo ofrece una experiencia gastronómica el primer y tercer domingo de cada mes, donde los visitantes pueden disfrutar de un buffet, recorrer la granja y maravillarse con la Fresa de Oro. Para los sábados, hay un menú especial con pizzas, ahumados y bebidas de autor, que incluyen frescas fusiones de frutas exóticas cultivadas en el rancho.

Asimismo, la presidenta municipal de Irapuato, Lorena Alfaro García, quien estuvo presente en la inauguración de la escultura, resaltó la importancia de esta obra para la identidad local. “Es un proyecto turístico y familiar que nos genera identidad y fomenta el amor por nuestra tierra. Esto es lo que se lleva la gente en el corazón”, expresó.

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