Por Javier Guerrero
La gastronomía de Michoacán es muy vasta, cada región tiene su platillo particular que ofrece al mundo. Este es el caso de las Bolas de Pedernales, localidad del municipio de Tacámbaro.
Uno de los que se dedican a este arte culinario es Rubén Pérez Arreola quien heredó esta receta de su madre, la señora Carmen que, a su vez, lo aprendió de su abuela y su bisabuela.
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El origen de este platillo, que pesa entre 600 gramos y un kilo, se remonta a varias generaciones, cuenta, cuando la esposa de un cortador de caña lo ideó para llevársela a su esposo en el almuerzo, “de ahí se fue pasando de voz en voz”.
Incluso, menciona, debido a la popularidad de esta comida, tuvo qué haber alguien que fuera el encargado de hacerlas llegar a los cañeros, el cual era conocido como “el bolero”, el cual “llegó a llevar 100 bolas en la mañana y la misma cantidad en la tarde“.
Sin embargo, también había trabajadores que, por situaciones económicas no podían llevar alimentos a las jornadas laborales, por lo que se compartía con los demás. De ahí radica el que “haya nacido para compartirse, no es solo para mí, y eso es lo bonito de eso”.
Su elaboración consiste en poner dentro de una bolsa, aunque actualmente se utiliza hoja de vástago o acuyo (mejor conocida como hoja santa) para no contaminar), y posteriormente, armar una cama de por lo menos 10 tortillas hechas a mano, previamente bañadas en chile guajillo porque “una buena bola si no está enchilada, no es de Pedernales”.
De esto, señala, de que se haya creado una canción popular entre los habitantes de la localidad cuyo verso principal dice “compa, dame de la tuya que está más enchiladita”.
Su relleno está hecho de frijol, “uno bueno que sea nuevo y esté limpio”, el cual se tiene qué cocer desde un día antes para que no guarde humedad y quede seco “porque si no se ponen aguadas”. Además de llevar carne seca de res, carne de puerco, chicharrón y queso“.
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Estas carnes se ponen a dorar con manteca de puerco y se le agrega chiles güero, serrano y de árbol. Una vez dorado, se le agregan los frijoles y se “apachurran hasta que quede todo mezclado. Para este momento, ya el chile guajillo debe estar guisándose condimentado con ajo, pimienta y sal, “y también hay qué ponerle amor”.
Finalmente, todos los ingredientes se agregan a las tortillas y ya cuando “está la bolita”, se abre como una naranja o un plátano; buscas la primera tortilla, luego una parte de la comida “y a comer”, agrega.
El sueño del cocinero es que algún día se haga la bola de Pedernales más grande del mundo y que la gente las produzca en otros lugares para seguirla promoviendo, incluso a nivel internacional.
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