Por Fabiola Caballero
Hecho a base de guajillo, masa de maíz, semillas de cilantro, canela y carne de res, este platillo ancestral se sirve en los hogares como parte de una tradición religiosa de origen otomí.
El mole de la matuma, que en lengua otomí significa “mayordomía”, es una receta típica de la comunidad indígena ubicada a las faldas de la Matlalcueyetl (volcán inactivo ubicado entre Puebla y Tlaxcala).
El también conocido como ‘mole de ladrillo’, por su peculiar color, se ofrece a los comensales en cajetes, acompañados de tamales de anís y pulque. Además, es costumbre que las mujeres lleven una olla para que el alimento sea compartido en su hogar.
Leer más:
- Mole artesanal Ayohui, con sabor a Tlaxcala
- Pan con helado, el postre Patrimonio Cultural que necesitas probar
- Maízapan, la versión mexicana del famoso postre
Don Evaristo Hernández, habitante de la comunidad de Ixtenco, refiere que la fiesta de la Matuma se celebra desde tiempos ancestrales, sus abuelos, padres y ahora hijos, continúan venerando cada mes la imagen de San Juan Bautista.
Las mayordomías, personas en particular que permiten la entrada del santo en sus hogares, son otorgadas mensual y anualmente. Los encargados, entonces, tienen la encomienda de ofrecer cada 24 de cada mes tamales, atole agrio y el mole de Matuma a alrededor de 500 personas.
Mujeres y hombres participan en esta fiesta, pues mientras ellas preparan los tamales y el atole; ellos se encargan de destazar la res y hervir la carne en grandes casos, lista para acompañar el mole de ladrillo.
Si quieres actualizarte sobre las novedades gastronómicas, no olvides escuchar nuestro Podcast de Aderezo que ya se encuentra disponible:
Te invitamos a visitar nuestro perfil de Instagram: