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Foto. Cortesía.

Té para conectar con la naturaleza

Denisse Díaz nos explica cómo hacer un ritual de agradecimiento a la Tierra

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El 21 de mayo, Día Internacional del Té, está muy cerca y, para conmemorarlo, te comparto un ritual de conexión y agradecimiento con la madre Tierra. Como les conté en Día Internacional del Té y la urgencia de cuidarlo, esta fecha se estableció el 15 de diciembre del 2005 en India con la finalidad de generar conciencia sobre su producción, comercialización y consumo sostenible, aunque fue hasta el 2019 cuando la FAO declaró la celebración anual el 21 de mayo. 

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Una de las cosas más importantes que he descubierto en mi camino de té es que, como seres humanos, muchas veces, nos consideramos ajenos a la naturaleza y, mientras no logremos conectar con la fuente, seguiremos pensando que la Tierra es inagotable, que meceremos explotarla y nos pertenece; por tanto, drenarla energéticamente y agotar sus recursos. Cada uno de nuestros actos, por indirectos que parezcan, afectan a la producción del té, gracias al cambio climático… La Camellia Sinensis es extremadamente sensible a las variaciones en las condiciones de cultivo. Conectar con la Tierra, sentir cómo nuestro latir del corazón se alinea con su vibración es primordial para concientizar ese llamado de atención que, a veces, se manifiesta como terremotos, tsunamis, sequías o escasez de nuestro té favorito.

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Te invito a tomarte el tiempo de ir a un jardín, parque, montaña, bosque, mar, río o algún lugar en donde sientas en paz y conectar con la madre Naturaleza a través del té. 

  1. Elige tu té favorito, ese que te haga sentir confort. 
  2. Prepara un chaxi sencillo (espacio o display para preparar el té). Si es posible, aprovecha los elementos naturales a tu alrededor
  3. Una vez que todo esté en su lugar, descálzate y siéntate cómodamente. Cierra los ojos y regálate 5 respiraciones profundas, poniendo especial atención a los sonidos de tu entorno y el viento que roza tu piel.
  4. Prepara el té agradeciendo a la madre Tierra por la oportunidad de habitarla y el té que hoy tienes en tus manos
  5. Levántate y toma el cuenco con té entre tus manos. Camina lentamente mientras bebes el té para contactarte con la energía de la naturaleza, siente cada parte de tu piel el contacto con la Tierra. Observa el entorno y haz conciencia del largo camino que esas hebras recorrieron para que hoy pudieras infundirlas: la semilla de la Camellia Sinensis, la tierra y agua que la nutrieron, el sol que la ayudó a crecer, los maestros que con amor la procesaron, las millas que recorrieron las hebras secas para poder llegar a las manos del mercader que las hizo llegar a ti.
  6. Continúa infundiendo el té, hasta que sólo sea agua caliente. Al finalizar, regresa las hebras infundidas a la Madre Tierra, agradece y haz un compromiso de cambio a favor de la naturaleza ¡los actos pequeños, también generan grandes cambios!

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Los seres humanos, igual que todo lo que habita la Tierra, emitimos y recibimos energía; producimos iones positivos y necesitamos de los negativos que emite el planeta, para mantenernos en equilibrio, sanos y felices. Si logramos conectar con la fuente quizás lleguemos a entender que mucho de lo que consideramos avances y triunfos humanos, no son más fracasos que dañan nuestro hogar, ese ecosistema al que pertenecemos y formamos parte y del que dependen miles de vidas, incluida la nuestra.

A partir de hoy, te invito a agradecer por la taza de té que tienes en tus manos y a cuestionarte de dónde vienen esas hebras, quién las produjo y en qué condiciones. Además de compartir tu amor por la Camellia Sinensis, su cultura y el hecho de que actualmente el 60% del té que se consume a nivel mundial es producido por pequeños agricultores.

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