Por Alejandra Ruiz
En la última década los huevos de rancho u orgánicos se han convertido en un producto alimenticio de primera necesidad para muchas familias.
En San Luis Potosí existen gran cantidad de granjas que se dedican a la elaboración del huevo de manera natural y libre, es decir, la cantidad de gallinas es reducida a comparación de la crianza y producción de gallina industrial.
En el municipio cercano de Villa de Reyes, existen gran cantidad de pequeñas granjas apícolas que se dedican a este demandado negocio, las cuales surten a algunos supermercados orgánicos y hasta en los mismos tianguis de sus singulares productos.
María Estela Camacho Torres, es una de las que vieron en los productos orgánicos una buena manera de emprender un negocio.
Ella junto con sus pequeños hijos, se dedican a la venta de “huevo de rancho”, pues al quedarse viuda y únicamente al tener conocimiento sobre la producción apícola decidió continuar este trabajo, que le ha dejado bastantes satisfacciones.
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“Pues vender huevo de rancho no es muy complicado. No son muchas las gallinas que tenemos, pero por cada diez hay un gallo y eso permite que la producción de huevo sea continúa”.
Por ello diariamente, una gallina ponedora en ciclos cortos de casi 20 semanas puede llegar a producir un poco más de 300 huevos, una cantidad mínima comparada con la producción de huevos industrializada.
Sin embargo, los beneficios que tiene el consumir este tipo de producto es mucho más favorable para la salud, pues contienen un alto valor nutricional.
“La gente prefiere el huevo de rancho no sólo por su tamaño y sabor, sino que contiene mucho menos porcentaje de colesterol, grasas y tres veces más vitaminas y proteína”.
Aunado a ello, en estos tiempos en dónde se prioriza también el bienestar animal, las gallinas ponedoras de granja, viven mucho más y en condiciones dignas pues están alejadas del estrés que puede ser originado por el hacinamiento de las pequeñas jaulas.
“Hay mucha violencia animal alrededor de la industria del huevo, se sabe bien que a las gallinas se les corta el pico para consumir más alimento del debido, por lo cual no produce huevos sanos”.
Es por eso que cada mañana para María y sus hijos es muy importante checar el bienestar de sus gallinas ponedoras.
En punto de las cinco de la mañana les proveen de alimento para así poder recoger los huevos orgánicos que han producido sin dolor y explotación a sus aves.
Luego de esto se comienzan a juntar los huevos por tonalidad, en este caso suele ser de dos a tres del color beige al café medio, aunque a veces según lo referido por María sale uno que otro huevo con tonalidades azules.
El costo de este kilo de huevo suele ser mucho más elevado, y puede llegar a costar unos 68 o70 pesos el kilo. Pero si no se compran a través de un intermediario, puede llegar a pagar 45 por kilo.
La pequeña Granja de la señora María queda a unos 30 minutos de la capital, a unos metros de El Salitral.
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