Para muchos, no hay despertar sin esa primera taza de café, una buena dosis de energía que nos hace sentir listos para conquistar el mundo. Pero, ¿qué pasa si lo que consideras el combustible de tu día también tiene un lado más oscuro que un espresso doble? Sí, así es, la eterna pregunta sigue en pie: ¿Es el café bueno o malo para nuestra salud?
A nivel mundial, nos bebemos unos dos mil millones de tazas de café cada día. Pero esa adicción a la cafeína viene acompañada de incertidumbre, ya que la ciencia no logra ponerse de acuerdo. Como en una mala relación, a veces el café nos ama y otras veces nos rompe el corazón. Un estudio reciente sugirió que esta bebida, incluso con un toque de azúcar, podría tener beneficios para la salud. Sin embargo, como suele ocurrir, otros estudios han pintado un panorama menos claro.
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¿Por qué hay tantas idas y vueltas? La respuesta es simple: la ciencia es como una taza mal preparada, compleja y llena de matices. Nuestra comprensión de los efectos del café sobre la salud sigue evolucionando, como nuestras preferencias por los tipos de este grano.
La montaña rusa de estudios y contradicciones
Un buen ejemplo de esta montaña rusa es el pánico desatado por un artículo publicado en 1981 por el New York Times, que proclamaba que el café nos estaba matando lentamente. La noticia era tan desalentadora que muchos amantes del café se quedaron mirando sus tazas vacías, preguntándose si valía la pena seguir adelante. Pero, como buen drama, tres años después los mismos científicos se retractaron. Resulta que el café no era el villano que pensábamos.
Entonces, ¿qué pasó? La investigación inicial fue robusta, con un estudio que involucró a más de mil pacientes de distintos hospitales. Las conclusiones parecían claras y el café quedó en la mira. Pero, un estudio de seguimiento no encontró ningún vínculo entre el consumo de café y la muerte prematura. Al final, todo se redujo a una interpretación equivocada de los datos. Los investigadores se dejaron llevar por una medida estadística que, si bien es útil para explorar datos, no es una bola mágica que predice el destino de los amantes de esta bebida.
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¿Es el café nuestro amigo o enemigo?
La cafeína, una toxina vegetal diseñada para ahuyentar a los herbívoros, es lo que nos da ese empujón mañanero. Pero el café también contiene antioxidantes que, en teoría, podrían tener efectos positivos para la salud. Aunque, seamos realistas, si lo que quieres son antioxidantes, es mucho más eficiente comerte una ensalada de brócoli o un puñado de arándanos.
Para muchos, el café es un amigo fiel que nunca falla. ¿Está mejorando nuestra salud? Probablemente no. ¿Nos está haciendo daño? Quizás, pero no más que las donas o esa pizza que devoras los fines de semana. La ciencia sugiere que, en el mejor de los casos, el café no nos está matando más rápido que otras cosas que hacemos a nuestro cuerpo.
¿Entonces, qué dice la ciencia hoy?
La respuesta es que no hay una respuesta definitiva. Los estudios han encontrado que el café puede estar asociado con beneficios como la reducción del riesgo de ciertas enfermedades, incluyendo el Parkinson, la diabetes tipo 2 y algunos tipos de cáncer. También se ha relacionado con una mayor longevidad. Pero, como todo en la vida, hay un “pero”: otros estudios han encontrado vínculos entre el consumo excesivo de café y un mayor riesgo de problemas cardíacos, insomnio, y ansiedad.
La realidad es que cada persona es diferente, y lo que es bueno para algunos podría no serlo para otros. La moderación parece ser la clave, como ocurre con la mayoría de las cosas en la vida. Los expertos coinciden en que hasta tres o cuatro tazas al día son seguras para la mayoría de las personas. Así que, si tu corazón late con cada sorbo de café, puedes seguir disfrutando de tu taza mañanera, pero sin exagerar.