En la intimidad de su cocina, donde antes se tejían historias con aromas de hoja santa, epazote y maíz recién molido, actualmente se libra una batalla silenciosa, pero poderosa. Israel Loyola, chef oaxaqueño reconocido por su talento, sensibilidad y profundo amor por las raíces culinarias de México, enfrenta el momento más difícil de su vida, un diagnóstico de sarcoma sinovial bifásico en etapa 4, un tipo de cáncer poco común, pero especialmente agresivo. Tiene 33 años, un sueño intacto y una comunidad que comienza a moverse para respaldarlo.
Desde Huajuapan de León, su ciudad natal enclavada en la Mixteca oaxaqueña, hasta las cocinas de restaurantes de renombre en México, Nueva York y Europa, Israel ha dejado huella con sus manos, su intuición y su voz tranquila. Esta misma comunidad gastronómica y humana que ha sido tocada por su cocina y su historia, lo acompaña en esta travesía a través de una colecta solidaria iniciada en GoFundMe.
Estamos en Facebook, súmate a nuestra comunidad porque si se come, se cuenta. Aquí te damos el chisme gastronómico completo: tendencias, lugares, personas y platillos.
De las brasas familiares a las grandes cocinas
El camino de Israel comenzó mucho antes de usar filipina. A los siete años ya ayudaba a su madre y a su abuela a preparar los alimentos del día. En esa rutina doméstica se gestaba una pasión profunda por el arte de cocinar como forma de conexión con los demás.
Egresado del Instituto Culinario de México en Puebla y del Instituto Universitario de Oaxaca, se formó con disciplina y una clara convicción de representar dignamente a su tierra. Trabajó con figuras como Enrique Olvera y Javier Plascencia, y fue parte esencial del equipo que posicionó al restaurante Jacinto 1930, en San Miguel de Allende, como uno de los mejores del país. En 2016, dicho establecimiento fue nombrado el mejor restaurante nuevo de México por Food and Travel, y un año más tarde, ganó el Gourmet Award, consolidándose en la élite gastronómica nacional.
Pero Israel no se quedó ahí. Regresó a Oaxaca para liderar el restaurante del Hotel Sin Nombre, un proyecto radical en su propuesta: cocina vegana, libre de lácteos y carnes, pero profundamente arraigada en las tradiciones culinarias del estado. Con ingredientes endémicos como la hoja de aguacate, el maíz criollo y los quelites, construyó un puente entre la vanguardia y la historia, entre la memoria y el porvenir.
Te puede interesar:
- Los dos restaurantes más sustentables de México según la Guía Michelin
- Los platillos más representativos de Zacatecas
- Los únicos cinco restaurantes que entraron a la lista Michelin en 2025: Dónde están y qué probar
El diagnóstico que cambió su ritmo
En septiembre de 2024, un bulto en el torso izquierdo encendió las alarmas. Lo que en un inicio parecía benigno, derivó en un diagnóstico devastador, sarcoma sinovial bifásico con metástasis. La enfermedad avanzó rápido. Para finales de ese año, ya estaba en etapa cuatro. Desde entonces, Israel ha atravesado una cirugía oncológica de alto riesgo, múltiples rondas de quimioterapia y 30 sesiones de radioterapia.
Actualmente se encuentra en espera de un estudio PET que definirá los siguientes pasos de su tratamiento. Pero hay una barrera que dificulta este camino, el costo de las terapias, análisis, hospitalizaciones y medicamentos. Las cuentas médicas —acumuladas desde 2024— superan con creces cualquier capacidad personal de financiamiento.
Frente a esta realidad, sus amigos más cercanos, como Omar Alonso y Elena Velázquez, activaron una campaña de recaudación en GoFundMe. La iniciativa busca cubrir los gastos urgentes de atención médica y acompañarlo en su proceso de recuperación. La meta no es solo recaudar fondos, sino también recordarle a Israel que no está solo.
Un llamado a la empatía colectiva
En la página de la colecta se puede leer el mensaje central: “Cada aportación representa una oportunidad para que Isra pueda enfocarse en sanar y volver a hacer lo que más ama: cocinar con alma”. Y es que para Israel, volver a la cocina no es solo un anhelo, sino una forma de sanar. “Mi sueño es regresar al lugar donde soy feliz y hago felices a los demás”, ha compartido en entrevistas recientes.
El siguiente gran paso en su vida profesional es abrir un restaurante frente al Templo de Santo Domingo en Oaxaca, un espacio íntimo que refleje su visión personal de la gastronomía. No como un acto de lujo, sino como un ritual de memoria, resistencia y afecto.
Cada platillo que Israel ha cocinado en su carrera ha llevado consigo una carga de amor y herencia. Hoy, él necesita de vuelta ese cariño. La colecta en línea no solo es un gesto económico, sino un acto simbólico de reconocimiento y gratitud.
Un chef, una comunidad, una esperanza
El caso de Israel Loyola no es solo la historia de un joven talentoso que atraviesa una enfermedad devastadora. Es también el reflejo de un México que, en medio de las crisis, sabe unirse para cuidar a quienes han entregado su vida a servir, a sanar, a alimentar con algo más que comida, con identidad.
Porque detrás de cada mole, cada tortilla, cada receta rescatada y reinterpretada por Israel, hay un deseo profundo de preservar la cultura y dignificar la cocina como lenguaje universal. Ahora, ese mismo lenguaje nos invita a actuar: a compartir su historia, a donar, a sostenerlo en este momento crucial.