El lunch escolar puede incluir cualquier cosa, desde un taquito de frijoles hasta una bolsa de papitas sabor jalapeño, la reciente declaración de la Presidenta Claudia Sheinbaum sobre la comida chatarra ha levantado cejas y despertado curiosidad. ¿Podría mandar una galleta a escondidas ser motivo de sanción? La mandataria dejó claro que las medidas no son para castigar, sino para educar.
Durante una conferencia en Palacio Nacional, Sheinbaum anunció que, a partir del 29 de marzo de 2025, las escuelas de todo México serán territorio libre de comida chatarra. Papas fritas, pastelitos, refrescos y hamburguesas pasarán a ser el enemigo público número uno en los recesos escolares. El objetivo, según la mandataria, es claro: promover una alimentación saludable para reducir los índices de obesidad, diabetes e hipertensión en la niñez mexicana.
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Los lineamientos, publicados en el Diario Oficial de la Federación (DOF), especifican que no se permitirá la venta ni el consumo de alimentos con sellos frontales de advertencia por contenido excesivo de azúcar, grasas saturadas o sodio. Además, se priorizará el uso de ingredientes frescos y naturales en los menús escolares, dejando atrás las opciones enlatadas o procesadas.
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¿Y las sanciones por comida chatarra en las escuelas?
Aunque la prohibición se centra en los alimentos vendidos dentro de las escuelas, la duda sobre posibles sanciones a padres de familia que incluyan productos chatarra en el lunch no tardó en surgir. En un video compartido en sus redes sociales, Sheinbaum desmitificó la situación: “No, no te van a castigar, ¡pero no debes!”, aclaró con una sonrisa. La Presidenta hizo hincapié en que el enfoque no es punitivo, sino educativo.
Las multas, que van de 10,900 a 109,000 pesos, están dirigidas exclusivamente a las escuelas que incumplan con los lineamientos. Además, se ha establecido un periodo de adaptación de 180 días, durante el cual se capacitará a autoridades escolares y padres de familia sobre cómo elegir alimentos saludables para los estudiantes. La reincidencia podría llevar a sanción económica máxima y otras medidas administrativas.
Conciencia alimenticia
Sheinbaum también aprovechó para enviar un mensaje directo a las familias mexicanas: “Es mejor un taquito de frijol que una bolsa de papas. Una fruta en lugar de un pastelito lleno de azúcar. De vez en cuando está bien, pero no siempre”. Según la Presidenta, la salud de los niños y niñas es una prioridad nacional, y el objetivo es asegurarles un futuro saludable.
Por su parte, Mario Delgado, titular de la Secretaría de Educación, enfatizó que el programa no se trata de restringir, sino de transformar los hábitos alimenticios desde una edad temprana. “Queremos que los niños aprendan que comer saludable no solo es bueno para ellos, sino también puede ser delicioso”, aseguró.
La medida ha generado opiniones divididas. Mientras algunos celebran la iniciativa como un paso necesario hacia el bienestar infantil, otros critican la falta de estrategias integrales que ataquen también el acceso desigual a alimentos saludables. La transición a lunchboxes libres de comida chatarra también plantea retos logísticos y culturales.