Cuando pienso en las posadas se me vienen a la mente los recuerdos de cuando era niño en la ciudad de Durango y mi abuela nos llevaba a la iglesia que estaba cruzando la calle frente a nuestra casa para participar en las mismas. Tradicionalmente una fiesta religiosa, después de la misa de las 6:30pm, se organizaba la posada (por estos días de diciembre) y había una gran procesión para cargar a los peregrinos y cantar la melodía típica que todos conocemos. Al final, se repartían los “aguinaldos” de dulces (que eran más bien bolsitas con cacahuates y una naranja) y todos salíamos felices. Conforme fui creciendo, las posadas también adquirieron un significado de reunión, de fiesta, de pasarla con la familia, los amigos, la gente del trabajo o algún grupo cercano antes de finalizar el año.
En lo personal me gusta recordar esta época porque verdaderamente las fiestas navideñas traían (aún lo hacen) felicidad y bienestar. Y bueno, vale preguntarse: ¿qué es todo aquello que no puede faltar en las posadas? Además de lo que ya mencioné, la comida y la bebida no puede estar ausente. Tamales, buñuelos, ponche (con o sin alcohol), música, etc. Pero para efectos de esta columna, nos concentraremos hoy en la bebida y les quiero dar tres recomendaciones de vino para las posadas.
En diciembre suele hacer frío, entonces, la primera parada la tendremos con el vino caliente (y algo dulce) tan tradicional de ciertos lugares de Europa. El famoso “Gluhwein” en Alemania (o mulled wine, también). No es otra cosa que típicamente vino tinto con especies como canela, clavo y también con naranja y otras más. Hay una infinidad de recetas que se puede hacer en casa, pero en mi experiencia, esta bebida es excelente para combinarla con los platillos de las posadas y para quitarnos el frío, sobre todo si estamos reunidos en lugares al aire libre. El único consejo que les puedo dar es que tengamos cuidado al momento de preparar esta bebida, puesto que el alcohol tiende a evaporarse rápidamente.
En segundo lugar les quiero recomendar los vinos fortificados, como el oporto. Los hay de varios tipos, pero los mejores serán los “ruby” y “tawny”. Los primeros, sin añejamiento en barricas y sin tanta oxidación, con sabores a chocolate, cereza y frutos rojos. Los segundos, de tonalidades más claras (cafés) y con sabores a almendra, miel y frutos secos. Ambos con un contenido de alcohol ligeramente más elevado que los vinos normales, son excelentes para combinarlos con los alimentos en las posadas. Y por ejemplo, en mi opinión, por su dulzor, combinarán bien por ejemplo con tamales (y el dulce ayudará a disminuir el picor, en caso de que lo haya).
Por último, la parada final en este hilo de recomendaciones será los vinos tintos de cuerpo robusto y del nuevo mundo que, por sus características, se antoja tomar durante la época invernal. Por ejemplo los Shiraz australianos, los Cabernet Sauvignon de Coonawarra también en Australia, los Nero D’Avola en Sicilia (Italia) o las mezclas bordalesas de California (conocidas como Meritage) serán ideales para combinar con estos platillos.
Sigue ahora disfrutar la época navideña. Siempre con moderación, naturalmente. Nos leemos la próxima para hablar de los vinos en Navidad y fin de año.
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