EFE
Para controlar el peso corporal y evitar que sea excesivo, no sólo son importantes las conductas que se mantienen en la cocina y la mesa, sino también las costumbres que reinan en el dormitorio.
El nexo entre la calidad del sueño de una persona y el riesgo de que sufra obesidad, parece ser cada vez más consistente, de acuerdo a las últimas investigaciones, que sugieren que quienes duermen menos de siete horas o más de nueve por noche, aumentan más kilos a lo largo del tiempo.
Para adelgazar o prevenir el aumento de peso hay que hacer ejercicio y comer bien, pero “dormir también es importante”, según el doctor Ángelo Tremblay, de la Universidad Laval, en Quebec, Canadá, autor principal de un estudio con 276 hombres y mujeres durante seis años.
El estudio, centrado en adultos de entre 21 y 64 años de edad, registró las medidas de su constitución física así como la duración de su sueño.
A lo largo de seis años, los expertos compararon las variaciones de la grasa corporal entre tres grupos de participantes clasificados entre quienes tuvieron un sueño corto (de cinco a seis horas), medio (de siete a ocho horas) y largo (de nueve a diez horas).
Así comprobaron que quienes durmieron durante menor y mayor tiempo ganaron 1.98 kilogramos y 1.58 kilogramos más, respectivamente, que aquellas personas con un sueño de duración media.
Los kilos y las horas
Las posibilidades de desarrollar obesidad se elevaron un 27 por ciento en quienes dormían más y un 21 por ciento en aquellos que dormían menos, comparados con aquellas personas con un sueño de duración media.
Además de sumar más kilos, los que duermen menos o más que la cantidad de horas recomendadas, sufren un mayor aumento de la masa grasa y la circunferencia de cintura, y son más propensos a aumentar cinco kilos o más e, incluso, a convertirse en obesos.
Según Tremblay, dormir mucho o muy poco altera el control del apetito porque disminuye la leptina, la hormona que reduce el hambre, y aumenta la grelina, la hormona que lo estimula.
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Investigaciones anteriores ya habían descubierto un vínculo entre las pocas horas de sueño y el aumento de peso, pero no habían arrojado resultados tan específicos como ahora.
Este trabajo ha encontrado una relación muy sólida entre el descanso de corta duración y el aumento de peso en los niños, y sugiere que dormir poco supera al sedentarismo y al uso de la televisión como factor de riesgo de obesidad infantil, según el doctor Tremblay.
De acuerdo a los investigadores, este fenómeno hace aconsejable añadir la duración del sueño a la lista de factores ambientales que influyen en la ganancia de peso y en la obesidad.
Para prevenir la obesidad también sería importante incluir el asesoramiento sobre la higiene del sueño entre las medidas de estilo de vida destinadas a controlar el sobrepeso, además de fomentar el seguimiento de una dieta sana y la actividad física regular, según los estudiosos de la universidad canadiense.
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