¿Se puede combinar vino con tamales? ¿Se puede encontrar un vino cuyo maridaje con tamales sea delicioso? ¿Hay una percepción negativa acerca de maridar vino con tamales? La respuesta a todas las preguntas anteriores es: claro que se puede maridar un buen tamal con vino y no hay nada de qué avergonzarse.
Si bien existe esta percepción en la cual el vino es un producto sofisticado que solamente debe maridar con un exclusivo platillo de comida francesa, la realidad es la contraria: los mejores maridajes son aquellos que precisamente provienen de las mismas regiones de donde surge el vino y la gastronomía. No hay una regla sobre qué se puede maridar con qué, en el sentido cultural de ello. Las únicas reglas que existen para maridar el vino son aquellas que tienen que ver con los perfiles de aromas y sabores tanto de la bebida como de la comida. Todo lo demás es mera percepción o ideas preconcebidas.
Vamos por partes. Para maridar exitosamente los tamales del Día de la Candelaria que se acerca ya, lo primero que tenemos que tomar en cuenta son las reglas básicas por seguir: todo maridaje con tamales picosos o chile resultarán poco efectivas, porque la sensación del picor se incrementa con el alcohol. Segunda cosa: los tamales dulces deben maridarse con vinos dulces. Y la tercera regla: hay que tratar de equilibrar, contrastar y alinear sabores y aromas en ambos. He aquí algunos ejemplos.
Tamal de mole: En lo personal sugiero maridarlo con un vino tinto mexicano Nebbiolo, porque este vino de alta intensidad y potencia aromática, taninos, acidez y frutos negros, al igual que los toques de chocolate, madera, humo y canela le darán el perfil idóneo para este platillo.
Los sabores ahumados y de chocolate en el mole se llevarán muy bien con esos mismos sabores en el vino que provienen del añejamiento en madera. Otra opción puede ser un vino español hecho con la uva Tempranillo, por ejemplo, en Rioja o Ribera del Duero, con cierto tiempo en roble para que su perfil aromático sea igual al que está presente en el tamal de mole.
Tamal de rajas con queso: La combinación ideal para este tipo de platillo, desde mi opinión, será un vino Riesling alemán de la categoría Kabinett, que tiene un perfil ligeramente semi-seco y, por ende, combinará de forma perfecta con este tipo de tamal.
El perfil de las rajas con queso equilibrará el tono semi-dulce del vino, logrando el maridaje ideal para este. Otra opción para un tamal de rajas con queso puede ser un vino de la región de Vouvray, en Francia, hecho con la uva Chenin Blanc, mismo que tendrá un ligero dulzor y tonos almendrados y de lychee en su composición. En este caso, el contraste logrará realzar el sabor de ambos y, por ende, el maridaje será exitoso.
Tamal de dulce: En este caso, como dijimos al principio, hay que maridarlo con un vino que sea más dulce para que ninguno de los dos pierda su efecto. En lo personal sugiero acompañarlo con un vino de Jerez dulce (en inglés se le denomina “Cream”) y además del perfil dulce, tendrá además aromas y sabores oxidativos, de caramelo, nuez y almendra que acompañarán de forma paralela al platillo. En este caso, el maridaje es complementario (¡y delicioso!)
De cualquier forma, como siempre hemos dicho, lo importante es animarnos a hacer combinaciones y, tras hacer distintas pruebas, quedarnos con lo que nos guste más. Si alguien además quiere enviar tamales en este febrero hasta Washington, D.C., serán más que bienvenidos…
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