Ubicado en el segundo piso de la Torre Mil 500, en Guadalajara, Veneno no es un restaurante cualquiera. Desde que cruzas sus puertas, entras en un universo paralelo donde la estética, la arquitectura y el sabor están cuidadosamente entretejidos para ofrecer una experiencia inmersiva. Aquí no solo se viene a comer: se viene a explorar. Se viene a quedarse con la boca abierta.
El artífice de esta propuesta es el carismático y siempre transgresor chef Alfonso “Poncho” Cadena, quien, junto a su socio Juan Monteón, ha logrado encapsular la esencia de la cocina tapatía bajo un lente futurista y a la vez profundamente ancestral.
Un espacio como ningún otro
Lo primero que sorprende de Veneno es su diseño interior. Inspirado en las estructuras de la zona arqueológica de Paquimé, en Chihuahua, el restaurante evoca una ruina mística en un planeta lejano—de hecho, el propio chef pidió que el lugar recordara a Tatooine, el planeta desértico de Star Wars.
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Murallas de adobe, maderas sin tratar, cuero crudo y texturas de tierra dan forma a un entorno envolvente donde cada rincón está pensado para que el comensal se desconecte del mundo exterior. “El adobe, la madera natural y el cuero armonizan con los ingredientes regionales que utilizamos en el menú de alimentos y bebidas, que cambia por temporadas”, explica Juan Monteón.
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El diseño fue una pieza clave desde el inicio: “Queríamos que el restaurante se sintiera como un espacio arqueológico vivo, pero con referencias a lo galáctico. Algo que evocara a Paquimé y al mismo tiempo al planeta Tatooine, como pidió Poncho”, detalla Monteón. Una instalación artística en el techo, obra de los hermanos Lara, acentúa aún más esa atmósfera de otro tiempo y lugar.
No es casual que Veneno haya sido premiado como el Mejor Diseño de América en los Restaurant & Bar Design Awards 2020.
¿Por qué es tan famoso el restaurante de Poncho Cadena?
La fama de Veneno no es casual. Es el resultado de una visión estética sólida, una propuesta culinaria arriesgada pero coherente, y el carisma de un chef que ha sabido construir una narrativa personal poderosa. En Veneno no hay fórmulas recicladas ni poses vacías: hay sabor, hay historia, hay riesgo.
Además, el restaurante no solo se apoya en su cocina, sino en toda una experiencia sensorial. Desde la música cuidadosamente seleccionada, hasta el diseño de los platos y los juegos de luz en el espacio, todo está pensado para ofrecer una velada inolvidable.
“No queremos que la gente venga solo a comer bien. Queremos que vivan algo que no puedan olvidar”, concluye Juan Monteón.
Si estás en Guadalajara y te preguntas dónde comer bien, distinto y con estilo, Veneno debería estar entre tus primeras opciones. Y si ya lo conoces, sabes que es uno de esos lugares a los que uno siempre quiere regresar.
Un menú que cambia, pero que nunca decepciona
La propuesta culinaria de Veneno es tan audaz como su estética. El menú, que cambia por temporadas, se centra en ingredientes regionales y platillos reinterpretados desde la tradición, con un toque contemporáneo. Aquí la técnica y el producto van de la mano, sin pretensiones, pero con una ejecución impecable.
Entre sus imperdibles destacan:
- Camarones endiablados (300 pesos): picantes y jugosos, una entrada que marca el ritmo de la comida.
- Arracherra sonorense gratinada con quesos: homenaje a las raíces norteñas del chef.
- Tomahawk de cerdo (390 pesos) y Brisket ahumado (390 pesos): carnes que se deshacen al toque del tenedor.
- Arroz a la tumbada con salsa macha (390 pesos): potente, complejo, ideal para los amantes del mar.
- Aguachile Veneno Negro (380 pesos): una versión intensa, profunda, con salsa secreta del chef.
- Tacos de pulpo a la parrilla (290 pesos): textura y sabor en equilibrio perfecto.
Y sí, hay postres. Pocos, pero memorables. El Cheesecake de guayaba o chabacano (180 pesos) o el mousse Veneno de chocolate con frutos rojos son el broche ideal para una comida que nunca es “más de lo mismo”.
Tragos de autor y un guiño a la cantina contemporánea
Otro de los pilares del lugar es su propuesta de mixología dentro de su pequeña cantina Catrina de Pannarama, que se ha ganado fans por su creatividad y sabor. Desde un tejuino con piquete de tequila blanco y granizado de la casa, hasta tragos que combinan licor de chile ancho, cítricos y mezcales de pequeños productores, la carta líquida de Veneno está pensada para maridar sin miedo. Aquí el coctel es parte del espectáculo, y muchas veces, protagonista.
“Nos gusta pensar en los tragos como otra forma de narrar la cocina. Hay un hilo conductor entre lo que comes y lo que bebes”, señala Monteón.
La sazón de Poncho Cadena
Poncho Cadena es más que un chef de televisión o un rostro conocido de MasterChef Celebrity. Es, ante todo, un cocinero con visión artística, con una sensibilidad que mezcla su formación como diseñador gráfico con una profunda herencia culinaria.
Nacido en Sonora en 1972, Poncho pertenece a una familia de chefs dedicados a la alta cocina francesa, lo cual ha moldeado su estilo personal: técnica clásica con rebeldía contemporánea. Aunque estudió Diseño Gráfico en Guadalajara, la cocina fue su destino inevitable. Hoy, a sus 51 años, es uno de los cocineros mexicanos más reconocidos dentro y fuera del país.
Monteón lo resume así: “Poncho cocina como piensa. Hay mucha intuición, pero también mucha preparación detrás. Lo suyo no es seguir recetas, sino contar historias.”
No solo Veneno: el universo Cadena
Además de Veneno, Alfonso Cadena ha sido responsable de otros conceptos que desafían lo convencional:
- Hueso (Guadalajara): quizá su restaurante más artístico, donde el comedor está decorado con más de 10 mil huesos reales, todos pintados de blanco. El menú es efímero, creativo y visualmente impactante.
- Leche (Puerto Vallarta): una oda al blanco y a lo puro. Aquí todo, desde las paredes hasta el menú, gira en torno a la idea de limpieza, claridad y producto al desnudo.
- Carbón Cabrón (San José del Cabo): su propuesta más reciente y más ardiente, galardonada por la Guía Michelin. Una cocina al carbón sin concesiones, donde el fuego es el hilo conductor de cada platillo.
La polémica en MasterChef con Chef en Proceso
Isaías Espinoza, creador de contenido conocido en redes sociales como Chef en Proceso, se convirtió en el octavo eliminado de la competencia MasterChef Celebrity Generaciones 2025.
Tras su salida de MasterChef, ocurrida el mes pasado, el Chef en Proceso se ha dedicado a compartir videos en los que aborda los errores que los jueces de la competencia le señalaron, aunque sin nombrarlos directamente.
Ante el contenido compartido por Chef en Proceso, el chef Poncho Cadena, juez de MasterChef Celebrity Generaciones 2025, decidió responder los señalamientos que lo involucraban.
Poncho Cadena aseguró que “se vale” quejarse del jurado de MasterChef, pero también “se vale hablar cuando a uno lo meten en la ecuación”.
“No me parece justo, si tiras una cosa acuérdate que hay que comprobarla. Cuando llegaste lo primero que te dije fue que te respeto mucho, porque para mí, dentro de todos los participantes, tú al generar tu contenido de cocina eres el que te la está jugando más”, comentó.
El chef Poncho Cadena recordó que él mismo ayudó a Chef en Proceso en el reto de la birria, pues el exparticipante no había metido la carne junto con los ingredientes, apoyo que, en sus palabras, el creador de contenido no recuerda pese a que ganaron el reto.
El juez de MasterChef reconoció que en Chef en Proceso hay un “espíritu de cocinero”, pero enfatizó que no es verdad que envidie al creador de contenido por sus seguidores, tal cual lo acusaban en redes sociales.
“Yo no quiero tus seguidores, los respeto mucho, de hecho me gustaría, te voy a dar una oportunidad” dijo el chef.
Poncho Cadena, por lo que invitó a Isaías Espinoza a cocinar en alguno de sus restaurantes, con la finalidad de que “hagas una oportunidad real de quién carajos soy. Alguien te tiene que parar, y ese soy yo”.
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