Para amantes de los desayunos, lo que está pasando en Casa Imperial, ¡Increíble! Con el pan calientito con nata fresca puede hacerte olvidar cualquier dieta, los chilaquiles con barbacoa te reconcilian con el país y un jugo con toronja y fresa puede marcar el tono de un día glorioso. Bienvenidos a la república del antojo refinado, donde la nostalgia por la cocina de máma se convierte en una experiencia de sazón impecable.
Ubicado en la esquina de Emilio Castelar y Galileo, en pleno corazón de Polanco, Casa Imperial se ha convertido en el secreto mejor guardado para quienes aman los desayunos sustanciosos, reconfortantes y con carácter. Desde las 8 de la mañana, este restaurante abre sus puertas para invitarte a una celebración matinal con alma mexicana, cuerpo elegante y espíritu sabrosón.
Estamos en Facebook, súmate a nuestra comunidad porque si se come, se cuenta. Aquí te damos el chisme gastronómico completo: tendencias, lugares, personas y platillos.
Menú con alma de “Buenos días”
Está cuidadosamente orquestado por la chef Trini, una orgullosa hidalguense que no vino a jugar. Su interpretación de los clásicos mexicanos es una oda a la memoria culinaria, pero con estándares contemporáneos: ingredientes fresquísimos, técnica fina y porciones honestas. Sí, aquí se desayuna en serio.
El menú es un desfile de hits. Los chilaquiles con barbacoa son probablemente el himno nacional del lugar: totopos crujientes bañados en salsa borracha de pulque, coronados con barbacoa tatemada, crema de rancho, queso y cebolla. Nada de versiones aguadas ni tortillas rendidas por el tiempo.
Para quien busca un desayuno más delicado, el tazón de siete cereales sorprende por su combinación de texturas, balance de dulzor y la aparición estelar de una crema de cacahuate que, lejos de empalagar, te hace desear una segunda vuelta.
Los huevos rancheros “Casa Imperial” —servidos sobre una quesadilla de cecina con salsa roja tatemada— son una clase maestra de equilibrio: yemas jugosas, tortilla dorada, frijoles bien hechos y esa porción de aguacate que no se escatima. Aquí no hay platos tímidos.
Si eres de los que “no pueden sin algo dulce”, los hotcakes de elote con cremoso de caramelo, o el pan francés bañado en turrón de churro con frutas y cajeta, son el equivalente a recibir un abrazo matutino en forma de postre.
Te puede interesar:
- Guelaguetza en CdMx: Los restaurantes de comida oaxaqueña mejor rankeados de Google
- Green Rhino: Panaderías y reposterías que puedes visitar si quieres evitarte la fila
- Green Rhino: ¿Qué pedir y cuánto cuesta el pan del chef Richard Hart en México?
El poder está en los detalles
Más allá del plato, Casa Imperial seduce con una experiencia sensorial completa. Desde el mosaico de pasta inspirado en símbolos aztecas hasta la vajilla de barro o cerámica creada por manos artesanas de Guerrero y Oaxaca, cada rincón del lugar te recuerda que aquí la historia también se come.
Hablando de acompañamientos memorables: el café de la casa, una mezcla arábica de los Altos de Chiapas tostada por Finca Hamburgo, es profundo, aromático y perfectamente balanceado. Lo mismo pasa con los jugos de temporada como el de guayaba con nopal o el de zanahoria, menta y jengibre, todos servidos con ese aire de “hecho al momento, con cariño”. ¿Te sientes más intrépido? Las mimosas con Moët bien podrían convertirse en tu nueva rutina de sábado.
Entre mayoras y memoria
Detrás de la sazón entrañable de cada platillo hay una historia colectiva que se respeta y se presume. Casa Imperial rinde tributo a las mayoras, las guardianas del fogón que han perpetuado la cocina mexicana a través de los siglos. Su herencia no solo está en la receta, sino en el ritmo de cada preparación, en el cuidado de los ingredientes, en la capacidad de hacerte sentir en casa sin renunciar al placer de lo sofisticado.
Aquí, el desayuno no es una obligación, es una ceremonia. Una que puedes vivir en compañía o en solitario, con ganas de brunch o simplemente con antojo de recordar que México sabe a mucho más que lo que usualmente sirven en un buffet.
(@aderezo_oem)