En la tercera entrega de esta serie de artículos sobre los vinos del mundo (especialmente aquellos que provienen de regiones poco conocidas) hablaremos de China. Cualquiera que haya visitado este país del este asiático sabe que la cultura en China tiene ciertos cánones con respecto a la forma de socializar, y una de las más importantes es a través de compartir la mesa y los alimentos con los demás. El vino, por ende, es también una de ellas.
Como bien decíamos en la entrega anterior, Georgia es el país donde nació el vino, según los investigadores y las teorías actuales, sin embargo, China tiene también una cultura milenaria de producción de vino, pero no fue sino hasta finales del Siglo XX cuando esta tomó un paso más acelerado y comenzó a ser mucho más popular entre la población.


“Apenas estamos viendo el inicio de una importante industria vitivinícola del Dragón Asiático, por lo que nos falta mucho más que atestiguar”
— Federico Ling
Actualmente, China es uno de los principales consumidores de vino en el mundo (a la par de España, aunque el promedio per cápita es radicalmente inferior, por obvias razones, siendo una de estas el tamaño de la población total del país). Pero China es también un productor de vino y cuenta con varias regiones a lo largo y ancho de su territorio que se dedican a la industria vitivinícola.


Generalmente con climas extremos (muchas de dichas regiones con climas continentales), una de las más importantes es la región de Ningxia (y quizá sea la más conocida), localizada en el centro del país (con veranos muy calientes e inviernos muy fríos). Hay otras regiones también muy importantes cerca de la capital del país, que datan de muchos años donde la producción de vino también ha aumentado recientemente.
Uno de los fenómenos más interesantes es que la población generalmente asocia al vino con aquel producido con uvas tintas, por lo que las variedades más plantadas son Cabernet Sauvignon en primer lugar, después Merlot y Cabernet Franc (es decir, sus vinos son similares a aquellos producidos en la región de Burdeos, siendo estos los mismos varietales – conocidos como mezclas bordelesas).


En lo personal debo decir que tengo aprecio por los vinos de la región de Ningxia, puesto que me han parecido de gran calidad y creo que tienen un enorme potencial en el futuro. Sin embargo, como en todo, la industria del vino en China enfrenta varios retos: en primer lugar, el reconocimiento internacional a la calidad de estos (por dicha razón, muchos productores chinos han formado alianzas con sus pares europeos, dando lugar a grandes conglomerados globales). Otro reto importante será seguir ampliando y socializando el consumo de vino en el país, aunado a una creciente industria turística alrededor de este, y por último, navegar las complicadas aguas de los acuerdos comerciales internacionales que suelen afectar a las bebidas alcohólicas con impuestos adicionales.




Como lo dije al principio, esta serie de artículos está dedicada para reflexionar sobre aquellos países que no imaginamos fuesen productores de vino, pero debido a su importancia o su unicidad, vale la pena reconocerlos. Pienso que apenas estamos viendo el inicio de una importante industria vitivinícola del Dragón Asiático, por lo que nos falta mucho más que atestiguar, pero si lo que viene tiene la calidad de lo que existe actualmente, creo que su futuro será exitoso.
Te recomendamos leer
- Vinos del mundo: Qué toman Grecia; cuál pedir y con qué acompañar
- Si te sirven un vino que no conoces ¡Es mejor preguntar!
- Conoce los vinos que tienen su origen en el frío
Sigue a Federico Ling en redes sociales y comenta esta columna. Lo encuentras en: @beyondthegrapes
Te invitamos a visitar nuestro perfil de Instagram: