Cualquier persona que tenga medianamente contacto con el mundo que la rodea, debe estar familiarizada con la palabra “aranceles”. Probablemente no solo familiarizada, sino harta de las mil y un veces que esa palabra aparece por todos los medios de comunicación y las redes sociales. Si tú no sabes de lo que estoy hablando, te invito a sentarte a ver o leer las noticias de tu preferencia y te aseguro que no pasará más de un minuto antes de que leas o escuches la tan sonada, y para muchos, tan temida palabra. Que si Estados Unidos impuso aranceles a las importaciones de Canadá, que si Canadá ya respondió aplicando lo mismo; que si China tampoco se quedó de brazos cruzados, que si al final ambos se echaron para atrás, que si sí o que si no. Que si son del 10%, 20%, 30%, 100%, 150%; ya no sabes si están imponiendo aranceles o jugando lotería.
Y aunque si bien aludo a este tema con un tono irónico, lo cierto es que esta situación cambia las reglas, ya de por sí poco respetadas, del comercio internacional, haciendo que irremediablemente los precios de muchos productos tarde o temprano aumenten, afectando como siempre a quienes menos tienen, al consumidor de a pie que trata de administrarse lo mejor posible para llegar a fin de mes cubriendo sus necesidades y las de su familia.


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Ahora bien, se sabe que estos aranceles no discriminan entre productos, pues son generalizados sin importar si es leche o cerveza, y terminarán siendo alcanzados por esta política. Evidentemente nuestros tan queridos chiles y todos los productos picantes que amamos van a ser tarde o temprano arrastrados a este poco alentador baile macroeconómico que estamos viviendo estos días. Pero ¿serán realmente afectados por estos aranceles? Si la respuesta es afirmativa ¿de qué manera los afectará? ¿Saldrá más caro enchilarse en comparación a años anteriores?
Pues bien, comencemos a revelar estas respuestas para saber si podemos seguir tranquilos o es mejor irnos haciendo de provisiones.
El primer punto que quiero tocar aquí, es quizás, la mejor noticia al respecto que nos importa a los mexicanos, y es que los productos agrícolas de origen mexicano, hasta el día de hoy, se han librado de cualquier tipo de arancel. Sí, aunque parezca increíble el campo mexicano podrá seguir exportando libre de aranceles hacía Estados Unidos. Si consideramos que Estados Unidos representa uno de los mayores mercados para los chiles en el mundo, es una gran noticia para todos los productores y exportadores de chiles mexicanos, pues no solo pueden estar tranquilos al saber que seguirán siendo competitivos en el mayor mercado mundial, sino que al mantenerse libres de aranceles, se vuelven una opción altamente competitiva en comparación de aquellos chiles producidos en otros países, los cuales ahora tendrán un costo más elevado para los consumidores en aquel país.


Países como Perú, Bolivia, Turquía, India, pero sobre todo China han sido objetivo de un arancel generalizado que va desde el 10% hasta más del 100% de su valor. Inmediatamente, eso coloca a los chiles procedentes de México ante una significativa ventaja competitiva en relación a los chiles importados desde otras partes del mundo, lo que indirectamente se ha convertido en una oportunidad para absorber una mayor parte del mercado estadounidense, pero sobre todo representa la tranquilidad que nuestros productores exportadores pueden llevar esta noche con ellos a la cama antes de dormir.
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Sin embargo, el escenario cambia cuando hablamos sobre chiles, salsas y productos picantes que se exportan desde otros países a México. Sobre todo, en el posible caso en el que nuestro país aplique los aranceles recíprocos de los que tanto se ha hablado.
Pongamos dos ejemplos claros, la salsa sriracha y la salsa Tabasco. Si bien son salsas que tienen un papel relevante en la gastronomía local, no sería imposible encontrar un reemplazo para ellas ante toda la variedad de salsas producidas en nuestro país. El punto es que ambas salsas son elaboradas en Estados Unidos principalmente, y pueden llegar a utilizar insumos provenientes de otros países, mismos que a partir de la imposición de aranceles podrían resultar más caros, lo que a la postre resultaría en el aumento del precio de estas y otras salsas importadas desde Estados Unidos u otros países. Desde este punto de vista, quizás los aranceles no sean lo más conveniente para nuestro bolsillo cuando hablamos de salsas que no son producidas de dentro de nuestro país.


“Es muy probable que los chiles producidos en México aumenten su demanda debido ya que son libre de aranceles, lo que los volvería productos más accesibles al consumidor estadounidense y por ende, su participación en aquel mercado aumentaría.”
— Fernando Dávilo
Otro posible escenario indirecto que podemos enfrentar en México es el encarecimiento de nuestros propios chiles debido al posible aumento de la demanda de los mismos en Estados Unidos. Si los aranceles para otros países realmente entran en vigor, tal y como Donald Trump lo sentenció en el llamado “Día de la liberación económica”. Es muy probable que los chiles producidos en México aumenten su demanda debido ya que son libre de aranceles, lo que los volvería productos más accesibles al consumidor estadounidense y por ende, su participación en aquel mercado aumentaría. Si este escenario realmente comienza a suceder, los productores de chiles mexicanos tendrían que aumentar su producción o simplemente decidir a cual de los dos mercados les conviene más satisfacer. Si la disponibilidad de chiles mexicanos baja en nuestro país por la sobre exportación que pudiera estar sucediendo, no cabe duda que los precios inmediatamente aumentarían en nuestro país.
Cómo vemos, los aranceles son una moneda de dos caras. Si bien para algunos significarían una excelente oportunidad para aumentar su participación de mercado, para otros se volverían más caros de lo que han sido hasta ahora. Durante años el mundo ha estado comercial y económicamente interconectado, lo que ha facilitado el comercio global y el intercambio de productos y cultura, sin embargo, el tema arancelario plantea un nuevo escenario aun no descubierto para la mayor parte del mundo que esperemos realmente se conviertan en una oportunidad para nuestro país, tanto para producir y vender más, como para salir a promocionar y presumir aquellos chiles y salsas hechos orgullosamente en México.
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