Ya pasó el Día de Muertos, y los alimentos de la ofrenda ahora quedan a disposición de los vivos. Es por eso que, para muchos hogares, viene la parte más rica de estos días.
Es una tradición y costumbre que las familias compartan y consuman estos alimentos como una forma de conexión, recuerdo o cierre con sus seres queridos. Además, es un gesto de respeto y cariño al aprovechar aquello que se preparó especialmente para recordar a los difuntos.
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Pero te has preguntado ¿Qué tan saludable es comer los alimentos que estuvieron en la ofrenda? En Aderezo nos dimos a la tarea de investigarlo y Sac Nicté Salgado Castillo, doctorante del Posgrado de Biotecnología de la UAM Iztapalapa nos ayudó a averiguarlo.
Desde una perspectiva biológica, consumir los elementos de la ofrenda no suele representar problemas importantes, siempre y cuando se tomen en cuenta ciertos factores de conservación y manipulación de los alimentos.
Qué hacer con las frutas que quedaron de la ofrenda de Día de Muertos
La especialista menciona que en el caso de las frutas, en su mayoría no les pasa nada por continuar unos días expuestas. “Si es que hace mucho calor en el lugar, lo máximo que les puede pasar es deshidratarse, pero en algunos casos no se echan a perder”, aseguró.
Por ejemplo en el caso de las mandarinas, manzanas, guayabas estas poseen cáscara, que es su mecanismo natural de defensa, además de que previamente se lavan antes de consumirlas.
Platillos preparados
En este caso, comentó que siempre es preferible colocarlas previamente en algún recipiente hermético o envoltura, para que se protejan. Un ejemplo los tamales tienen hojitas de totomoxtle que lo conservan.
“Lo importante en este caso es recalentarlo, ya sea en comal, en vaporeras para que alcancen temperaturas altas para que se puedan eliminar o desactivar microorganismos que estén presentes en ellos mientras estuvieron expuestos”.
Incluso, dijo que en el caso del mole que aún está en pasta, por su variada composición es poco probable que tenga dilemas, ya que tiene varios agentes que impiden su proliferación “es por eso que es común ver en mercados que ese tipo de preparaciones se exponen al público en los mercados en pasta o en polvo y no hay dilema porque debido a sus ingredientes tienen buena conservación y los microorganismos que pudiera tener se eliminan con el calentamiento del mismo”.
Para los platillos caldosos, carnes o alimentos que son sumamente perecederos que no tuvieron mucha protección y que estuvieron mucho tiempo expuestos. “En ese caso no se recomienda consumir ni recalentar, porque ya estuvieron demasiado tiempo en la intemperie y es probable que su proceso de descomposición sea bastante avanzado y el sabor puede variar”, aseguró la investigadora.
Dulces típicos y calaveritas
Castillo abordó que para elementos como calaveritas de azúcar, amaranto, chocolate, alfeñique y otros dulces similares no hay tanto dilema, ya que no son productos perecederos, incluso tienen bastante tiempo que se produjeron pues los artesanos que se dedican a elaborarlas tienen cuotas que deben cubrir con antelación y tengan abasto suficiente de mercancía.
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Por otro lado como la mayoría está compuesta por azúcares, endulzantes, edulcorantes, saborizantes y en algunos casos conservadores, ya que dichos elementos que se cristalizan en sus procesos. “Ni siquiera el calor que producen las velas es suficiente para generar un calor intenso. Si a caso es probable que se deformen un poco pero no cambian considerablemente sus propiedades y por su exceso de grasa y azúcar, los microorganismos no pueden permanecer tanto tiempo en ellos ni crecer o alimentarse de ellos”, propuso la especialista.
Bebidas
Expone que en el caso de bebidas de base orgánica como leches, quesos que tengan procesos de pasteurización, entre otros, si es probable que se echen a perder por lo que es mejor desecharlas. Para los refrescos, expuestos si es probable que se desarrollen hongos, además de que todo el bicarbonato se le escape al ambiente y perderá esa sensación de carbonatación, si están cerradas no hay mucho problema.
Para el caso de los destilados que están expuestos a una concentración de alcohol tan alta que difícilmente crecen microorganismos, eso sí, el alcohol se evapora. En bebidas alcohólicas fermentadas, si son caseras o sin pasteurizar, continúan fermentándose a temperatura ambiente. Esto puede hacerlas más ácidas o alterar su sabor y textura después de estar al aire libre durante uno o dos días. Sin embargo, esta acidez adicional suele ser segura en términos de consumo, ya que los microorganismos responsables (bacterias lácticas y levaduras) en general inhiben el crecimiento de patógenos peligrosos.
Pan de muerto
La experta precisó que en el pan de muerto es muy probable que se pueda rescatar, ya que es probable que dure lo suficiente para ello, pero no olvides que también depende de su calidad, “hay algunos que en un día se ponen muy duros porque se deshidratan. Lo importante es que verifiques que no tenga algún tipo de moho u hongos, de manchitas o lunares rojas, verdes, negras. Si no tienen nada de eso, aún pueden ser consumidos.”.
Los panes que tienen rellenos o que son adicionados con productos perecederos como cremas debes procurar tirarlos porque también hay riesgo de contaminación, no por el pan pero sí por sus otros ingredientes.
Verduras o flores de cempasúchil
Cualquier vegetal o flores debes considerar desinfectarlas perfectamente y verificar que no tengan un proceso de descomposición avanzado que cambien su color o tengan puntitos de colores oscuros o diferentes a los de su composición. Si es que lo quieres hacer en atoles, pan, cremas debes considerarlo.
Entre la ciencia y la esencia
Cuenta que desde el punto de vista de la tradición hay muchos mitos y leyendas de que muchos alimentos que se consumieron por las ánimas pierden algo que se denomina por ellos como esencia de los sabores y aromas que se “llevan al otro mundo”. “Esta es una creencia que persiste desde tiempos prehispánicos, pero desde el punto de vista científico, lo que pasa es que los alimentos, al estar expuestos a varias condiciones como el calor, el viento, el aire o la luz, éstos pierden aromas y estructuras del sabor. Es por eso que al ingerirlos los percibimos diferentes ya que han perdido y cambiado en su quimica”, explicó Castillo.
Eso no define la creencia de muchos y son completamente respetables, finalizó.
Consideraciones
Una vez que hayas desmontado la ofrenda, la experta propuso tomar estas precauciones y sugerencias:
-A veces los productos de algunas tiendas no suelen tener buen manejo del mismo, o malas prácticas de higiene o poca rotación o mal almacenamiento, por lo que debes revisar muy bien que lo que compres esté en óptimas condiciones o de preferencia frescos para que pueda tener un tiempo de vida mayor y sea probable que lo puedas consumir pese a estar expuesto. Por eso ten cuidado y no te dejes llevar por una marca.
-En el caso de los platillos elaborados, prepara la comida y considera las porciones para la ofrenda y aparte para tu familia, por si se echa a perder la de la ofrenda tengas apartado otra por si tienes curiosidad de probar.
-La exposición prolongada puede atraer insectos u otros contaminantes ambientales. Cubre las bebidas si es posible o usa un recipiente con tapa. Esto ayudará a reducir cualquier riesgo de contaminación cruzada.
-La clave está en que revises visual y olfativamente, además de recalentar los alimentos que se puedan y lo requieran.
–Si fuera de una ofrenda de un lugar público fuera de un hogar debes tener en cuenta que estuvo expuesta a más elementos donde hay mucho aire, exposición al sol, a las personas y otros agentes, si hay mayor probabilidad de contaminación.
–Si tienes más dudas, Sac tiene un proyecto de asesoría y consultoría en etiquetado de alimentos, buenas prácticas de manufactura, vida en anaquel y formulaciones de nuevos productos en su proyecto Biotcons.
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