Dentro de los lugares más reconocidos, tanto por los alumnos como por el personal docente que se encuentra en Ciudad Universitaria, se encuentra el llamado por decenas de generaciones como el pasillo de la salmonella. Está ubicado en el límite exterior cercano a la Facultad de Medicina, a un costado de la Facultad de Odontología y a unas calles del metro Copilco, el lugar tiene más de 40 años de historia.
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Ángela Pérez Gómez, presidenta de la mesa directiva de los comerciantes contó que este corredor gastronómico se hizo popular en los años 90 por sus precios accesibles, pero deplorables condiciones salubres y fue creciendo incontrolablemente hasta contar con 60 puestos de comida.
Con el tiempo y a raíz de las quejas de los comensales por problemas de salubridad, en 2017 se llegó a un acuerdo entre locatarios, el gobierno de la ciudad, autoridades universitarias y una organización civil para generar un proyecto de remodelación que culminó en febrero de 2018.
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En ese tiempo el gobierno de la CDMX, y principalmente con la inversión de los locatarios, se gastó alrededor de 10 millones de pesos para quitarle la mala fama al corredor, al construirse 31 nuevos puestos de comida hechos de acero inoxidable, cada uno con instalaciones eléctricas, gas natural y un domo.
Ángela contó que a seis años de la renovación, los locatarios se están acostumbrando al nuevo espacio pero con sus reservas, “después del reordenamiento sí quedamos todos parejos, porque nadie quedó más grande ni más chico. Es un poco incómodo, pero la verdad tenemos que adaptarnos, lo que nos favoreció fue que nos metieran gas natural”.
Además cuenta que pese a que se colocaron nuevos drenajes, quedan lejanos de los puestos y durante las lluvias se tapan las coladeras; el domo que colocaron genera un exceso de calor aunado al emanado desde los puestos; además las identidades de los puestos son muy pequeñas y casi no se pueden modificar.
Luego de la reforma, afirmó que sólo 3 de sus compañeros decidieron no continuar, ya que no quedaba más espacio directo para ellos, por lo que fueron reubicados en otra calle.
Qué comer en el pasillo de la salmonella en CU
Este pasillo ofrece una verdadera variedad de sabores mexicanos a precios accesibles ahora es una parada obligada para disfrutar de auténtica comida callejera en la Ciudad de México.
En cada uno de sus puestos se pueden disfrutar desde los tradicionales tacos de guisado, quesadillas, tortas de milanesa, pollo o de chilaquiles, hasta las infaltables garnachas como sopes, tlacoyos, flautas, tlayudas y huaraches a precios muy accesibles que van desde los 20 hasta 150 pesos según el platillo o el paquete.
En cuanto a bebidas no pueden faltar la variedad de refrescos, aguas, jugos y licuados, así como los postres del día que pueden ir desde los churros rellenos de chocolate, cajeta, o simples con azúcar y canela, hasta los flanes y gelatinas caseros, perfectos para cerrar la comida.