Veinticuatro años después de volar sobre el foso de salto en los Juegos Olímpicos de Sydney 2000, Dawn Burrell vuelve a las Olimpiadas, pero esta vez, su equipo es de cuchillos y sartenes, no de clavos y calzado deportivo.
La vida de Dawn Burrell podría describirse como una carrera de obstáculos, aunque más parecida a un maratón culinario que a una carrera de velocidad. Es una chef nominada al premio James Beard y finalista de Top Chef: Portland, no es ajena a los retos. Esta exatleta olímpica de salto de longitud, que compitió en los Juegos Olímpicos de Sídney 2000, regresa a París 2024, pero esta vez no estará en la pista, sino en la cocina.
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De la pista a la cocina
Dawn Burrell viajó a París en julio para los Juegos Olímpicos de verano, donde preparó exquisitas tablas de aperitivos para la casa del equipo de EU el pasado 29 de julio. La transición de atleta a chef no fue un camino fácil. La disciplina, el impulso y la determinación que adquirió en su entrenamiento olímpico fueron las mismas cualidades que la impulsaron a destacar en la escena culinaria.
“Estoy segura de que lo que espero de mí es inquebrantable e inflexible. Necesito ser lo mejor que pueda ser. He estado en lugares donde he puesto mi cuerpo al límite absoluto y he salido bien parada. Por lo tanto, creo que todo es posible”, afirmó Burrell en una entrevista con Eater Houston.
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Su historia y los altibajos
Poco después de clasificarse en los Juegos Olímpicos de 2000, sufrió una lesión en 2001 que marcaría el resto de su carrera atlética. Año tras año, aumentaba su entrenamiento solo para encontrarse nuevamente lesionada, una y otra vez. Finalmente, en 2008, decidió poner fin a su carrera deportiva y cambiar su enfoque hacia una pasión que siempre había tenido: la cocina.
Descubrió que su familia tenía una rica historia culinaria, ya que su tío había sido chef de hotel durante 20 años tras su servicio en la Marina, su tía era directora culinaria en Delaware y uno de sus primos entrenaba a estudiantes para competencias culinarias. Con estas raíces, Burrell se adentró en el mundo de la cocina, en busca de mentores para perfeccionar sus habilidades.
El salto a la cocina profesional
La chef Monica Pope fue una de las primeras en ver el potencial de Burrell, dándole su primer trabajo en un restaurante durante uno de los períodos más difíciles de su vida. Trabajó en eventos especiales y mercados de agricultores antes de asumir un puesto de liderazgo en el restaurante Sparrow. Pope le enseñó a Burrell a comprender y recrear recetas y, lo más importante, le dio la confianza que necesitaba.
Más adelante también trabajó en el famoso restaurante de sushi Uchi en Austin, donde progresó de cocinera a subchef en tres años. Estas experiencias, aunque a veces difíciles, le recordaban su camino hacia los Juegos Olímpicos: “Mi perspectiva es un poco diferente. Mi disciplina es diferente”, dice.
Ahora, como respetada cocinera y finalista de Top Chef, Burrell regresa a los Juegos Olímpicos, cerrando el círculo de una manera única. En París, no solo compartirá su talento, sino también las lecciones de vida y resiliencia que ha aprendido en su extraordinario viaje de atleta a chef. Es un testimonio viviente de que, con determinación y pasión, se pueden superar los desafíos y alcanzar nuevas alturas, ya sea en el campo de juego o en la cocina.