Por Alejandra de Ávila
Varios son los mitos que enmarcan el origen del taco envenenado, uno de los platillos típicos más consumidos de la ciudad de Zacatecas.
Se trata de un taco de tortilla de maíz –más grande y gruesa que las que normalmente se vende en las tortillerías– relleno de una mezcla de frijoles, papa y chorizo, que es dorado en manteca de cerdo.
Adrián García Medina, quien trabaja en El Taco de Oro –comercio inaugurado hace casi 60 años- narra que Don Lauro, era un taquero que tenía su negocio en la Estación del Ferrocarril de la capital.
En 1940, colocó una manta con el mensaje “Si quiere envenenarse coma tacos” lo que llamó la atención de la gente que de inmediato identificó este manjar con el nombre de tacos envenenados.
Andrea Cruz, consumidora frecuente de este platillo, compartió otra leyenda. Cuenta que la receta data del tiempo en que se vivía el auge de la actividad minera.
Los tacos dorados eran baratos y fáciles de llevar hasta el lugar de las excavaciones, por lo que era el alimento más consumido: “Los mineros, por la falta de limpieza en sus manos y por trabajar con minerales tóxicos, a la hora de comer sus tacos resultaban envenenados, de allí el nombre”.
Receta única
En Zacatecas existen decenas de negocios que venden este platillo. Todos son locales pequeños que se anuncian más por el humo que sale de sus cocinas y el inigualable olor a manteca, que por los letreros de su fachada.
La receta original lleva como ingredientes: papa, frijol refrito, cebolla, chorizo, queso y condimentos. Su elaboración consiste en rellenar una tortilla precocida de gran tamaño y de maíz con la mezcla realizada, para luego sumergirlos en manteca hirviendo.
Su presentación es sencilla, se sirve dorado o blando, según el gusto del cliente, acompañado de un chile serrano toreado, limón, sal y sala roja. Con el paso del tiempo, se han añadido otros ingredientes como bistec y extra queso.
Tradición familiar
Consumir este tipo de tacos, sobre todo en la capital zacatecana es una tradición, no solo por las historias de su origen, sino por su accesible costo. Un taco sencillo cuesta 19 pesos, mientras que uno especial con bistec y queso llega a tener un precio de 36 pesos.
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Aunque no es un producto de temporada “las ventas son buenas durante todo el año”, según Cristian Gerardo, quien ha trabajado en varias taquerías, no obstante cometa que es en el mes de diciembre cuando más se consume por la alta afluencia de turistas en la ciudad.
Además del precio accesible –dice- y su tamaño mayor que “el de los tacos normales”, algo que influye mucho en su popularidad es su nombre singular: “La gente es curiosa, quiere comprobar si en verdad tienen algo de veneno, entonces, lo prueban y les gusta.. y eso en parte lo ha hecho una comida tan popular”.