Bajo la mirada atenta de los ángeles dorados del Zócalo, una tradición que mezcla fe, pan y una pizca de azar congregó a miles de familias este domingo 5 de enero. La monumental Rosca de Reyes, un símbolo de celebración, fue partida en un evento que combinó nostalgia y alegría colectiva con un toque inesperado para la anfitriona de la jornada, Clara Brugada, jefa de Gobierno de la Ciudad de México.
El gesto inaugural de Brugada al cortar el primer trozo no pasó desapercibido. Entre los dulces sabores de higos y ate, apareció el inconfundible muñeco del Niño Dios. La tradición dicta que quien encuentra esta pequeña figura se compromete a ofrecer tamales el 2 de febrero, Día de la Candelaria. “Creo que me tocará invitar tamales para toda la ciudad”, comentó entre risas la mandataria.
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¡La celebración de Día de Reyes se vivió con emoción en el Zócalo Ciudad de México con la #RoscaDeReyes 2025!
— Secretaría de Turismo de la Ciudad de México (@turismocdmx) January 5, 2025
La #JefaDeGobierno, @ClaraBrugadaM, encabezó este evento que destacó la importancia de las tradiciones y la educación para un futuro mejor de las infancias. pic.twitter.com/hY4h5RQ5Ah
La monumentalidad del pan
Pero esta no fue una rosca cualquiera. Elaborada con 6 mil 200 kilos de harina, 800 kilos de mantequilla y 18 mil 200 huevos, entre otros ingredientes, la pieza alcanzó los 400 metros lineales y fue diseñada para alimentar no solo cuerpos, sino también el espíritu comunitario. La tarea titánica estuvo a cargo de mil 450 panaderos pertenecientes a la Cámara Nacional de la Industria Panificadora, quienes, con precisión y arte, lograron confeccionar esta obra maestra de la gastronomía tradicional.
Cada una de las 30 mil rebanadas entregadas llegó acompañada de un envase de leche saborizada, cortesía de la Secretaría de Desarrollo Económico y FEMSA. El toque infantil de la festividad estuvo a cargo de la entrega de 4 mil 500 libros de literatura infantil y 15 mil juguetes lúdicos, obsequiados por las autoridades locales para deleitar a los más pequeños.
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Entre tradición y comunidad
Aunque el evento central tuvo lugar en el icónico Zócalo, el espíritu festivo no se quedó confinado a este espacio. En cada una de las 16 alcaldías se replicaron ceremonias similares, llevando el pan dulce a rincones lejanos de la urbe. Este esfuerzo logístico refleja un compromiso por mantener vivas las tradiciones en todos los sectores de la ciudad, desde el Centro Histórico hasta los barrios periféricos.
La partida de la rosca monumental no solo es un acto de celebración. En una ciudad marcada por su vastedad y complejidad, eventos como este se convierten en recordatorios de que, más allá de las diferencias, hay costumbres que aún logran reunirnos en torno a una mesa, aunque sea en una plaza pública.