La Navidad y el Año Nuevo son las temporadas de grandes banquetes, reuniones familiares y —seamos sinceros— estrés en la cocina. ¿Cuántos hornos son suficientes para un pavo, verduras asadas, una decena de guarniciones y un pastel? ¿Quién quiere pasar el 25 de diciembre lavando montañas de platos cuando podrías estar jugando cartas con tu tía favorita o viendo tu película navideña de cabecera?
Este año, quizás sea momento de reflexionar sobre una posibilidad menos convencional pero mucho más práctica, dejar que los expertos se encarguen. Ya sea haciendo una reservación en un restaurante o pidiendo comida preparada, esta alternativa puede ser la solución para evitar el estrés y disfrutar plenamente de la temporada.
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Déjalo en manos de los profesionales
Hay una razón por la cual los restaurantes, mercados locales e incluso pequeños negocios de tu barrio florecen en estas fechas; están listos para ofrecerte un festín sin que tengas que mover un dedo. Imagínate un pavo perfectamente dorado o una alternativa creativa. ¿Y lo mejor? Alguien más se encarga de lidiar con las hornillas, los tiempos de cocción y los imprevistos.
En ciudades como Nueva York o Ciudad de México, las opciones son infinitas. Desde banquetes de lujo hasta alternativas más locales y accesibles, la oferta de comida preparada o cenas en restaurantes ha dejado de ser un lujo para convertirse en una necesidad para muchos que desean simplificar sus celebraciones.
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Cocinar: ¿Tradición o trampa?
Es cierto, cocinar en casa tiene su encanto. Muchos asocian la Navidad con recetas familiares pasadas de generación en generación, por ejemplo; el pudín flameado que es la estrella del postre en muchos hogares británicos. Sin embargo, las cifras nos cuentan otra historia. Según el informe de tendencias de Tesco, solo el 28% de las personas planea disfrutar un pudín tradicional, mientras que las generaciones más jóvenes prefieren postres más modernos como el cheesecake o el chocolate con caramelo salado.
Además, la logística de la cocina navideña puede volverse una pesadilla. Un solo horno no parece suficiente y la sobrecarga de tareas puede ser el caldo de cultivo perfecto para discusiones familiares. Como menciona el chef Bob Andrew de Riverford, la planificación es clave, pero también lo es reconocer tus límites.
Mejor haz una reservación
¿Qué tal si este año cambias el sudor de la cocina por la comodidad de una mesa servida? Hacer una reservación no solo elimina el estrés de la preparación, también abre la puerta a nuevas experiencias. Puedes explorar restaurantes que ofrecen menús especiales de temporada, desde cenas tradicionales hasta propuestas innovadoras, e incluso banquetes temáticos de distintas culturas.
Además, para quienes buscan sustentabilidad, muchos restaurantes y servicios de catering están apostando por ingredientes locales y métodos de preparación más conscientes. Esto reduce tu huella de carbono, y al mismo tiempo apoya a pequeños productores.
Si bien pedir comida o salir a cenar puede parecer una opción más costosa, también es una inversión en tiempo, tranquilidad y en tu bienestar mental. El estrés, las prisas y las largas horas en la cocina pueden robarte momentos valiosos con tus seres queridos. Y, al final del día, ¿no es eso lo que realmente importa en estas fechas?
Celebrar la Navidad o el Año Nuevo no tiene que seguir un guion fijo. Tal vez este año, en lugar de pasar horas cocinando, decides pasar ese tiempo creando recuerdos, sin prisas ni conflictos. Porque al final, ya sea en casa o en un restaurante, lo importante no es dónde estés ni quién cocine, sino con quién compartes esos momentos.